María Muñoz Rivera
Madrid, 14 dic (EFE).- Poseer prendas únicas a precios más bajos, tener ropa que haya pertenecido a prescriptoras de moda y contribuir a la moda sostenible son algunos de los motivos que hacen que los mercadillos de influyentes se hayan convertido en un fenómeno al alza.
El ‘mercado de las pulgas’ en París, los grandes mercados de ropa los lunes en las calles Milán o los rastros de Nueva York son algunos de los epicentros de moda de segunda mano con miles de peregrinaciones al año. Un formato que se ha instalado en España con un nuevo concepto: el de las ventas de influyentes.
“Hay muchas ‘influencers’ que tienen una cantidad de ropa muy grande, y de firmas que están muy bien”, explica a EFE la influyente y empresaria de moda Paula Sancho tras haber participado en varios mercadillos de este formato.
Aunque en España la compra de firmas de segunda mano cuesta más que en otros países como Francia o Dinamarca, según señalan plataformas de análisis de datos de moda como Lyst, la figura de los influyentes se convierte en un reclamo hacia este formato.
“Hay un punto bastante clave, las influyentes tienen seguidores fieles a los que les gusta realmente el estilo y la ropa que llevan", explica Sancho, que ha realizado este formato varias veces en Madrid.
Para esta empresaria, el flujo de visitantes de estos formatos no se debe a un único motivo: “No van porque les encante la ropa de alguien en contento, sino por el hecho de cómo han conjuntado la ropa y cómo la han mostrado en redes sociales, además de toda la ropa casi nueva a buenos precios”.
Con la venta de productos de segunda mano en auge mediante plataformas especializadas como Vinted o Vestiaire Collective, surge también la necesidad de un formato en persona, en el que se puedan apreciar las prendas de cerca, un motivo que para la plataforma Hangout, especializada en organizar mercados, es esencial.
“Nuestro mercadillo surgió a raíz de ver el descontento de la gente con Vinted y la cantidad de estafas que se estaban dando, además de que mucha gente no conseguía vender sus artículos; la pereza de hacer fotos, pagar envíos… ”, argumentan desde la plataforma, que planea una próxima edición de dos días de duración.
En su original formato, coordinado a través de redes sociales, el factor sorpresa es un pilar fundamental: “Como todo, surgió de imprevisto siempre jugamos con que no se sepa la fecha y el lugar, algo que da exclusividad”.
Aunque las tiendas de lujo de segunda mano son un mercado más abierto a todo tipo de perfiles, como es el caso de Loué, destinada a bolsos de lujo, este tipo de mercadillos reclaman, sobre todo, a un público entre la generación Z y la milenial.
“Nuestro público, principalmente, son chicas entre 18 y 32 años, que quieren ganarse du dinero, pasar un buen rato y comprarse ropa o intercambiar”, detallan sobre un público más adaptado a renovar el armario con frecuencia ante el paso de las microtendencias.
Un factor que hace que la compra de productos de segunda mano se convierta en una opción sostenible frente a la compra en cadenas de moda rápida, uno de los principales agentes más contaminantes del mundo debido a las altas emisiones de CO2 que se producen en los procesos de fabricación. EFE
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