Bienestar físico, emocional y social de las deportistas, clave para la igualdad deportiva

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Pamplona, 10 dic (EFE).- La búsqueda de la equidad en el deporte femenino requiere un enfoque integral que aborde tanto las diferencias biológicas como los factores sociales, culturales y emocionales que condicionan la experiencia de las mujeres deportistas.

Lo ha destacado este martes la experta en psicología deportiva Francesca Ancarani, en el marco del VII Congreso Deporte y Mujer de Navarra, que pone el foco en el bienestar y la salud mental de las deportistas, bajo el lema ‘El podio del bienestar: la salud mental en el deporte’.

Ancarani ha considerado “fundamental garantizar una mayor visibilidad y reconocimiento para el deporte femenino”, así como crear “entornos seguros, inclusivos y respetuosos, donde se valore no solo el rendimiento, sino también el bienestar integral de las deportistas”.

“Solo mediante un compromiso colectivo podremos construir un futuro en el que todas las personas, independientemente de su género, puedan alcanzar su máximo potencial en el deporte y en la vida”, ha asegurado.

La experta ha destacado que “detrás de cada medalla, entrenamiento y jornada de competición hay historias humanas que reflejan tanto el impacto positivo de la actividad física en el bienestar como las barreras y desigualdades a las que las mujeres deportistas se enfrentan”.

Por eso “es importante destacar que no basta con abordar estos temas desde el prisma del rendimiento físico; debemos considerar también la dimensión emocional y social”.

Ancarani ha abogado por el término “bienestar emocional” frente a “salud mental”, dado que “aunque ambos conceptos son fundamentales, el primero tiene un enfoque más amplio y positivo, integrando las emociones”.

Sin embargo, “el término salud mental sigue asociado, en muchos contextos, a trastornos psicológicos o problemas, lo que perpetúa un estigma que es necesario superar”.

“En el deporte, y especialmente en el deporte femenino, las emociones, el autoconcepto y la relación con el entorno social son tan relevantes como las capacidades físicas para alcanzar el éxito”, ha resaltado.

Las diferencias biológicas entre hombres y mujeres tienen un impacto significativo en el rendimiento deportivo, según ha explicado Ancarani, lo que “genera una brecha de rendimiento que varía entre un 10 % y un 30 %, dependiendo de la disciplina.

Factores como los niveles de testosterona, que aumentan en los hombres durante la pubertad, favorecen el desarrollo de masa muscular y densidad ósea, mientras que en las mujeres, el estradiol, principal hormona femenina, influye en la regulación ósea y metabólica sin ofrecer los mismos beneficios musculares.

Sin embargo, ha advertido que estas diferencias no lo explican todo, ya que “históricamente, las mujeres han tenido menos oportunidades en el ámbito deportivo y han estado infrarrepresentadas en estudios científicos sobre actividad física”.

Ha esgrimido también “factores sociales”, como menores incentivos en la infancia y estereotipos culturales, han contribuido a mayores niveles de sedentarismo y una participación limitada en el deporte, especialmente en la adultez.

La salud mental y el bienestar emocional son aspectos esenciales para cualquier deportista, pero en el caso de las mujeres, las cifras revelan una “realidad preocupante”, ha lamentado Ancarani.

Según el Ministerio de Sanidad, las mujeres presentan una mayor prevalencia de problemas psicológicos y trastornos de salud mental, como ansiedad, depresión y trastornos de la conducta alimentaria, en comparación con los hombres.

“En el ámbito deportivo, los estudios son limitados, pero algunos informes indican que las deportistas suelen experimentar niveles más bajos de autoestima y satisfacción corporal, así como una mayor incidencia de insomnio, quejas somáticas y estrés”, ha apuntado.

Un dato “alarmante” ofrecido por la experta es que hasta el 60 % de las mujeres deportistas de élite han reconocido haber sufrido humillaciones relacionadas con su cuerpo por parte de entrenadores o miembros de su entorno.

“Estas experiencias no solo afectan su bienestar emocional, sino también su rendimiento y permanencia en el deporte”, ha explicado.

Por último, ha resaltado que “las desigualdades de género no solo afectan a las deportistas, sino también a las entrenadoras, árbitras y otras profesionales vinculadas al deporte”.

“El acceso a roles de liderazgo sigue siendo limitado para las mujeres, lo que perpetúa una dinámica de poder desigual y refuerza los estereotipos de género en este ámbito”, ha añadido. EFE

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