Barcelona, 4 dic (EFE).- La eliminación del Espanyol a manos del Barbastro (2-0) en la segunda ronda de la Copa del Rey supone un frenazo a la euforia provocada por la última victoria en LaLiga contra el Celta en el RCDE Stadium (3-1), un triunfo que supuso romper una racha de cuatro derrotas.
La Copa del Rey es una competición que históricamente ha dado muchas alegrías a la entidad: sus futbolistas levantaron el trofeo en las ediciones de 1929, 1940, 2000 y 2006. Caer frente a un bloque de Segunda RFEF, fallando en las dos áreas, no entraba en los planes y todos confían en reaccionar cuanto antes.
Tanto el cuerpo técnico como el vestuario coincidieron tras el encuentro en que el déficit del Espanyol contra el Barbastro no fue la actitud. "Es una cuestión de acierto. Hemos tenido 19 ocasiones de gol pero no hubo manera de que entrara", se sinceró el central y capitán Sergi Gómez.
El futbolista espera que el "fracaso" en la Copa, tal como lo describió, no pase factura de cara a los próximos compromisos. El grupo hace autocrítica, consciente de que debe mejorar en su contundencia en las dos áreas. "Tendríamos que habernos ido 0-3 en la primera parte y haber acabado el partido", reflexionó.
El balance del Espanyol de cara a portería en LaLiga, según las estadísticas oficiales de la competición, refleja que el cuadro blanquiazul es el equipo de Primera División que menos remata a portería, con 33 disparos. Con 15 goles a favor, consigue una diana cada dos tiros a la meta rival.
La falta de contundencia defensiva fue otro de los problemas del Espanyol contra el Barbastro. La falta de seriedad atrás es una de las asignaturas pendientes del equipo en este curso: con 27 tantos encajados, es el segundo equipo que más tantos recibe de LaLiga, empatado con el Celta (27) y superado solo por el Valladolid (32). EFE
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