Abdelkrim M., un hombre acusado de definirse como "soldado del califato" y al que la Fiscalía señala como una "incubadora" de yihadistas a los que formaba con "técnicas de radicalización", ha descartado este martes en el juicio celebrado en la Audiencia Nacional los hechos.
"Nosotros no somos igual que ellos, ni formamos parte de ellos, ni tenemos los huevos para ser como ellos. Nada de esto", ha asegurado, tras ser preguntado si se sigue sintiendo como un soldado al servicio de Jabhat al Nusra, antigua rama de Al Qaeda en Siria.
El acusado ha sostenido que cuando dijo esa expresión estaba charlando y haciendo burlas con un amigo. "En la llamada, si la sacan completa, digo totalmente lo contrario, que no soy nada de esto. Nosotros no somos así. No somos parte de esa gente. No estamos de acuerdo con esa gente", ha insistido.
La Fiscalía, sin embargo, cree que hay pruebas suficientes para que sea condenado a 9 años de cárcel por un delito de adoctrinamiento terrorista o, de forma subsidiaria, a 7 años de prisión por delitos de auto adoctrinamiento y enaltecimiento del terrorismo.
La representante del Ministerio Público, Raquel de Miguel, ha solicitado un fallo condenatorio incidiendo en que el acusado exhibía vídeos con los que trataba de radicalizar a otras personas "en lugares apartados y que no tenían fácil acceso".
La Fiscalía sostiene que, "adoptando medidas de seguridad, citaba a sus seguidores en dos localizaciones aisladas, alejadas del núcleo urbano, denominadas por ellos como la cueva y la iglesia, a fin de desarrollarlas en la clandestinidad".
"NI JEFES, NI NADA. SOMOS AMIGOS"
Pero, además, "el acusado también utilizó la parte trasera de su domicilio, durante los periodos más estrictos del confinamiento durante la pandemia, así como una cuarta localización en una vivienda en construcción de su propiedad".
La Fiscalía asevera que "el procesado ejercía gran ascendencia" sobre otras personas, con quienes "compartía sistemáticamente videos y enlaces de contenido radical, en el que el Estado Islámico se configuraba como el grupo terrorista de referencia".
"No, nada. No somos ni jefes, ni nada. Somos amigos. Absolutamente eso es falso", ha respondido cuando se le ha preguntado si impartía algún tipo de órdenes a otras personas, que se referían a él como un superior.
"Esta palabra (jefe)... a lo mejor yo lo pronuncio, mis padres me enseñaron a respetar. Yo cuando llamo a alguien le digo: Hola, jefe, aunque sea un pequeño de 5 o 6 años. Esto es un término, una palabra que usamos nosotros por tema de respeto, nada más", ha justificado.
Durante el turno de última palabra, el acusado ha aludido a su juventud para pedir su absolución. "Como dicen los poetas, juventud divino tesoro, si te vas para no volver cuando quiero llorar no lloro y lloro cuando no quiero. Esto es lo que ha dicho un poeta que es español que es Rubén Darío. Cuando a uno se le quita la juventud ya no vuelve nunca", ha clamado.
"Nicaragüense es Rubén Darío. Pues sí, es bonito el poema. Quede visto para dictar sentencia. Hemos acabado", le ha corregido la presidenta del tribunal, la magistrada Teresa Palacios.