Shanghái (China), 28 nov (EFECOM).- El fabricante alemán de automóviles Volkswagen confirmó este jueves la venta de la fábrica que poseía conjuntamente con su socio local, la estatal SAIC, en la región noroccidental china de Xinjiang, en el punto de mira por supuestos abusos contra los derechos humanos en la zona.
En el comunicado en el que confirmó la prolongación de su alianza con SAIC hasta 2040, la automotriz teutona reveló que la empresa conjunta ha vendido su planta en Urumqi, capital de Xinjiang, "por motivos económicos".
Estas instalaciones ya no producían coches -anteriormente, sí fabricaban el New Santana-, sino que se encargaban de realizar controles de calidad.
La presencia de Volkswagen en la región terminará después de que también anunciase la venta de su circuito de prueba en la localidad de Turpan, en ambos casos a una filial de la estatal Shanghai Lingang Economic Development.
Según cálculos de la ONU, en Xinjiang llegó a haber hasta un millón de detenidos en campos de internamiento, la mayoría de ellos musulmanes de la minoría étnica uigur, algo que Pekín ha negado repetidamente, asegurando que son centros de formación profesional y que quienes están en ellos lo hacen voluntariamente.
A finales del año pasado, la firma alemana indicó que una auditoría independiente -la cual, según el diario Financial Times, no cumplió con los estándares internacionales- no había encontrado señales de trabajos forzados en sus instalaciones en Xinjiang, con cerca de 200 trabajadores, aunque llegó a tener unos 650.
En 2022, medios del país europeo aseguraron que la presencia de Volkswagen en Xinjiang había sido clave a la hora de que Berlín denegase la concesión de garantías de inversión al grupo automovilístico por primera vez. EFECOM