Madrid, 27 nov (EFECOM).- Las amenazas de Donald Trump de imponer aranceles a las mercancías que entran en EEUU supondrían un duro golpe a la liberalización comercial en el mundo y podrían dinamitar el tratado de libre comercio que existe en Norteamérica desde 1994, mientras que China sería la economía menos perjudicada y Europa se prepara por si acaso.
El presidente electo de EEUU ha anunciado un recargo del 25 % a todos los bienes importados desde México y Canadá, así como un arancel adicional del 10 % a los productos chinos, hasta que estos países -que son sus principales socios comerciales- frenen la llegada de inmigración ilegal y drogas, en particular el fentanilo, lo que tendrá consecuencias económicas para todos ellos.
Es de esperar que los aranceles estadounidenses produzcan una nueva oleada de disputas comerciales en el seno de la Organización Mundial del Comercio (PMC), que puede autorizar sanciones.
Las diferencias se dirimen en una suerte de tribunal comercial, cuya última instancia está bloqueada desde 2019 porque EEUU se niega a autorizar el nombramiento de nuevos jueces, lo que provoca que una de las principales disputas comerciales nacidas en la anterior Administración de Trump (2017-2021) -la mantenida con China por la imposición recíproca de aranceles- aún esté en el limbo en la OMC, como otros 30 conflictos comerciales entre distintas economías.
"Con el sistema de disputas bloqueado sin funcionalidad, los miembros de la OMC están tomando cada vez más la justicia por su mano, y esto ha minado en gran medida el supuesto equilibro comercial", analiza en declaraciones a EFE Keith Rockwell, investigador de la Fundación Hinrich que trabajó durante años en el seno de la propia organización con sede en Ginebra.
Tras el anuncio de Trump, Moody's ha rebajado a la mitad, al 0,6 %, el pronóstico de crecimiento de la economía de México para 2025.
EEUU es el país al que México envía el 80 % de sus exportaciones, en su mayoría componentes de automóviles, vehículos ligeros, camiones, procesadores de datos y tractores, según la Secretaría de Economía de México.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha respondido a Trump con una carta en la que advierte de que "a un arancel vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgo empresas comunes", lo que causará en ambos países un repunte de la inflación y pérdida de empleo.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha augurado la destrucción de 400.000 empleos en EEUU, ya que las empresas más afectadas en México son totalmente o en parte estadounidenses -General Motors, Stellantis y Ford-, lo que para el país vecino supone "un tiro en el pie".
El temor en Canadá es que incluso unos aranceles del 10 % costarían a la economía canadiense alrededor de un 1 % de su PIB, mientras que un recargo del 25 % sumiría al país en una profunda recesión, lo que ha llevado al primer ministro, Justin Trudeau, a convocar una reunión de emergencia con las provincias del país para acordar una estrategia.
De momento, las provincias canadienses, capitaneadas por Ontario, la más industrial y centro del sector del automóvil de Canadá, respaldan desmantelar el actual tratado de comercio trilateral, T-MEC, para que Washington y Ottawa negocien un acuerdo bilateral sin México.
El director del Instituto de Investigación Económica Regional y profesor asistente de Economía de la Universidad Florida Gulf Coast en EEUU, Amir Neto, señaló a EFE que la imposición de aranceles entre los tres socios norteamericanos supondrá "el fin del acuerdo de libre comercio", aunque considera que nadie sabe si Trump está lanzando un farol para extraer concesiones de México y Canadá o si es una amenaza real.
El consejero delegado de la consultora PSD Global, Patrick Dine, coincide con Neto en que los aranceles dañarán la propia economía estadounidense, muy centrada en el consumidor y sumamente dependiente de los bienes de México y Canadá.
Neto añade que "los aranceles son impuestos y los precios suben en cuanto se imponen (...) Todo el mundo pagará ese 25 %, lo que afectará más a aquellos con menos ingresos que a quienes tienen más y pueden mitigar mejor".
La Embajada china en Washington ha afirmado que "nadie ganará una guerra comercial o arancelaria" y ha criticado las acusaciones de Trump sobre el papel del país asiático en el tráfico de drogas: "La idea de que China permite deliberadamente que los precursores (químicos) del fentanilo fluyan hacia Estados Unidos va completamente contra los hechos y la realidad".
El viceministro de Comercio de China, Wang Shouwen, ha asegurado que serán los consumidores estadounidenses los que acaben pagando esas tasas.
"Como los aranceles los pagan los consumidores y usuarios en el país importador, se traducirán inevitablemente en (...) un aumento de la inflación", ha apuntado.
La maquinaria aglutina casi la mitad de los 500.243 millones de dólares que China exportó a EEUU en 2023, un 13,1 % menos que el año anterior, con bienes destacados como los equipos de transmisión, los ordenadores, los componentes para máquinas de oficina o las baterías eléctricas.
Estimaciones de la consultora Capital Economics cifran en hasta un 1,1 % del PIB chino el hipotético impacto de aranceles estadounidenses de un 60 %, ya que la demanda estadounidense de bienes representa menos de un 3 % de la segunda economía mundial.
Esa firma prevé que China apostará por dejar que su moneda, el yuan, se deprecie para amortiguar el impacto, aunque limitando el descenso "para no provocar a Trump".
La Comisión Europea está dispuesta a cooperar con la futura Administración Trump, pese a lo cual Bruselas creó hace un año un grupo de trabajo para analizar las consecuencias de las elecciones estadounidenses y está "preparada para todas las posibilidades", según ha dicho a EFE el portavoz de Comercio, Olof Gil.
Los sectores europeos que más afectados por un eventual aumento de los aranceles serían el farmacéutico y el automovilístico, los dos que más exportaron a EEUU en 2023, según Eurostat.
Todo ello, mientras la UE y EEUU, bajo el Gobierno de Joe Biden, tampoco han cerrado las antiguas disputas abiertas durante el anterior mandato de Trump por los aranceles al acero y al aluminio o a la aceituna negra española, y mientras la guerra comercial por Boeing y Airbus está congelada, por ahora, hasta 2026.
Tres días después de la victoria de Trump, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apuntó que una de las posibles soluciones para intentar evitar una guerra comercial con Washington es la de comprarle a EEEUU más gas natural licuado, reduciendo, al mismo tiempo, la dependencia de Rusia. EFECOM
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