Madrid, 27 nov (EFE).- La Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales ha subrayado la importancia que la inteligencia artificial va tener en el sistema productivo, pero ha alertado también del impacto ambiental de esta tecnología, debido al elevado consumo de energía y de agua, y de la necesidad de reducir su huella de carbono.
Los datos de la Academia ponen de relieve por ejemplo que en enero de 2023 se registraron en el mundo 590 millones de accesos al ChatGPT, lo que equivale al consumo estimado de electricidad de 175.000 personas en un año, o que el cada vez mayor aumento de los costes de esta tecnología podría en el futuro restringir su uso a corporaciones y organizaciones que dispongan de los medios tecnológicos, humanos y económicos suficientes.
Así se pone de manifiesto en la declaración anual de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España (RAC), un documento en el que se radiografía el estado de la ciencia española, su financiación y su gestión, sus principales retos y oportunidades, sus debilidades, y los aspectos que según esta institución pública son "subsanables".
Y en ese sentido, y a pesar del incremento "alentador" de la inversión en ciencia que ha impulsado el Gobierno, la RAC ha observado que España sigue por debajo de la media de la UE en inversión en ciencia y eso sitúa al país en una situación de desventaja para activar la economía y participar en la búsqueda de soluciones para los retos globales del planeta.
En el ámbito de la inteligencia artificial, el informe señala la trascendencia que puede llegar a tener la ubicación de los centros de datos, debido a las variaciones que existen entre países por la huella de carbono que dejan (muy pequeña en países como Noruega o Suiza y muy alta en Australia, Sudáfrica o en algunos estados de Estados Unidos).
La declaración de la RAC, que se ha dado hoy a conocer a los medios de comunicación, incide en las oportunidades y los desafíos de esta tecnología, y para afrontarlos los académicos plantean que España debe invertir en innovaciones que faciliten la digitalización "de modo ético, eficiente, sostenible y seguro".
Para mejorar la eficiencia y optimizar el uso de esos centros de datos, los expertos apuestan por desarrollar algoritmos "verdes", que gestionen de forma dinámica las cargas de los servidores, que ajusten los sistemas de enfriamiento y que optimicen la asignación de recursos para reducir el consumo de energía.
Entre los aspectos "subsanables" para mejorar la gestión e impulsar la rentabilidad de los recursos que se destinan a la investigación, la Academia ha citado dos: una adecuación de la ley de mecenazgo para favorecer las aportaciones a la ciencia, y la reducción de la carga burocrática, que "lastra" la solicitud, la ejecución y la evaluación de proyectos científicos.
Ante la "oportunidad" que España tiene para afrontar el cambio climático y la transición energética, y ante la creciente necesidad de nuevos recursos y minerales, los académicos que han participado en la redacción del informe han incidido en la trascendencia de la investigación para hacer una explotación sostenible de los recursos submarinos, y han propuesto una moratoria o "pausa precautoria" sobre la explotación de los fondos marinos y profundizar, antes de acometer esa explotación, en el conocimiento de esos fondos.
El documento apuesta por aprovechar los desarrollos tecnológicos para la predicción y monitorización de los potenciales impactos medioambientales generados por las futuras actividades de explotación de los recursos minerales de los fondos marinos profundos, y por apurar primero todas las posibilidades de reciclaje y la disponibilidad de los recursos terrestres.
La RAC ha alertado de la fragilidad de los fondos marinos, y de cómo la movilización del carbono almacenado en esos fondos puede afectar al ciclo del carbono y acelerar aún más el cambio climático.
La Academia de Ciencias ha concluido en su declaración que queda todavía "un largo recorrido" para que la inversión en ciencia se convierta en un motor de la economía en España, y ha señalado que así lo atestiguan los numerosos investigadores obligados a trabajar fuera o que los que se sienten "atraídos" para regresar no encuentren una situación profesional estable. EFE