Ana Márquez y Arantxa Bernarte
Madrid, 27 nov (EFE).- Juan Lobato deja el liderazgo del PSOE-M después de tres años en los que no ha logrado recuperar el título de "líder de la oposición" -en manos de Más Madrid- con un discurso alejado del insulto y en una carrera de fondo truncada bruscamente por haber quebrado la confianza de Ferraz.
La dimisión es el desenlace, pero la caída se auguraba desde hace meses, cuando empezaron a circular rumores de que en Ferraz no se veía con buenos ojos su continuidad al frente de los socialistas madrileños.
Ha sido este miércoles cuando Juan Lobato ha anunciado su dimisión como secretario general del PSOE-M después de la controversia por registrar ante notario una conversación privada con un cargo de Moncloa, Pilar Sánchez Acera, relacionada con el caso del novio de Isabel Díaz Ayuso.
La vida de Lobato ha estado unida al PSOE desde la cuna. Es hijo de un histórico del socialismo madrileño y comenzó su andadura dentro del partido en su adolescencia: a los 15 años se afilió a las Juventudes Socialistas de Chamberí y lideró la fundación de las Juventudes en Soto del Real, municipio en el que reside.
Una localidad madrileña de la que también fue el primer alcalde socialista, en 2015, y en la que obtuvo, en los siguientes comicios, mayoría absoluta. En 2017, ya se postuló a la secretaría general del PSOE-M, pero fue derrotado por José Manuel Franco.
Renunció a la alcaldía en Soto del Real cuatro años después para ocupar el cuarto puesto de la lista a la Asamblea de Madrid y ser elegido diputado autonómico y nombrado portavoz adjunto del grupo parlamentario, bajo el liderazgo de Ángel Gabilondo.
Fue ese mismo año, 2021, tras la dimisión de Gabilondo y Franco, cuando Lobato volvió a postularse como candidato a la secretaria general frente al alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, pero esta vez lo hizo con el respaldo de Ferraz y lo consiguió. En octubre fue proclamado secretario general del PSOE-M y portavoz de los socialistas en la Asamblea de Madrid.
Lobato defendía su intención de romper la "bicefalia" en el núcleo de los socialistas madrileños -históricamente envuelto en la polémica- para aupar una figura que recuperara al PSOE frente a Más Madrid, que dominaba la hegemonía de la izquierda en la región.
Con este fin, el ya líder de los socialistas madrileños decidió ocupar todos los puestos a su alcance: secretario general, portavoz en la Asamblea de Madrid y senador autonómico. Tres cargos que compatibilizaba con continuas rondas de entrevistas por estudios de televisión y radio.
Lobato ha defendido su "perfil propio", que distaba del clásico portavoz de oposición agresivo, y se ha caracterizado por mantener un discurso calmado, alejado del insulto y del 'barro' que se ha hecho habitual en los plenos de la Asamblea de Madrid y en las sesiones de control a Isabel Díaz Ayuso.
Su temperamento y su forma de hacer política, que ha defendido con vehemencia hasta en su carta de dimisión, despertó también recelos en el PSOE y dentro del grupo parlamentario socialista en Vallecas, donde había voces que reclamaban un líder con más carácter y se criticaban sus "desmarques" del argumentario de Ferraz en temas como la amnistía o la política fiscal.
Y es que Lobato también fue visto como un barón crítico dentro del socialismo, desde la tercera fuerza en la Asamblea de Madrid, que confrontaba y mantenía el pulso a Ferraz, a la vez que promulgaba su intención de lograr un PSOE más "centrado" en busca del voto perdido de Ciudadanos en Madrid.
Pero más allá de cómo ha liderado al PSOE-M en la cámara de Vallecas, Lobato no ha conseguido convencer de su intención de aunar las distintas corrientes de los socialistas madrileños ni ha calmado unas aguas que llevan lustros siendo turbulentas.
Hace unos meses, el hoy dimitido líder socialista madrileño lamentaba que en las últimas décadas no hubiera habido "ni un solo mandato de cuatro años" con el mismo portavoz y secretario general en el partido, y pedía a la militancia tomarse Madrid "en serio".
Ese lamento le ha alcanzado. Él tampoco ha logrado llegar a ese periodo de cuatro años de liderazgo, y la carrera de fondo que aspiraba culminar ha terminado, Ferraz mediante, en una caída abrupta. EFE