Silvia García Herráez
Madrid, 26 nov (EFE).- Tras cuatro años sin publicar un disco con material inédito, Dani Martín vuelve con su quinto álbum de estudio, ‘El último día de nuestras vidas’, un trabajo de diez cortes de pop rock bailables, pero que a su vez están cargados de sinceridad y rabia, y en el que en una de sus canciones arremete contra músicos actuales que se creen estrellas.
“Creo que hay música muy mala, que no tiene nada que ver con la música y que se está haciendo prostitución de la industria, por seguir una moda, por conseguir un resultado. Y yo estoy harto de ese soniquete que no tiene nada que ver con la música porque esos no son caminos, son atajos. Y ese hartazgo me lleva a mandarlos a tomar por el culo, porque esto ya es cansino. Ya no puedo más con una manita arriba, una manita abajo”, explica Martín a EFE en una entrevista.
En la tercera canción de su disco, que sale este viernes en todas las plataformas digitales y en formato físico, ‘Novedades de viernes’, el artista madrileño carga, en forma de sátira, con la música urbana y la manera de hacer la misma. Desde el uso abusivo del autotune, hasta las estrofas y ritmos repetitivos en cada una de las canciones urbanas.
No obstante, el cantante confiesa que no toda la música actual es mala, que ni mucho menos está desfasado y que sabe que se puede hacer música urbana buena.
“Yo soy muy fan de Rosalía, Residente, Tego Calderón, C. Tangana, Bad Bunny, toda aquella gente que respeta un género que nace del mismo sitio que el flamenco, la rumba, el blues, de la raíz, de la entraña. Pero lo que no me creo es que tengamos que seguir las modas”, agrega.
Dani Martín (San Sebastián de los Reyes, Madrid, 1977) pausó su carrera musical en diciembre de 2022 tras informar de que se tomaba “unos años para mejorar como persona” y reconocer su “tendencia a engordar, con ansiedad y con dificultad para concentrarse”, entre otras circunstancias.
Ahora regresa y declara sus intenciones. “Yo quiero poder engordar, que tú lo hagas también, que las siluetas no importen”, canta Martín fiel a su estilo más roquero con una letra cargada de emoción en la que alude a los comentarios que generaron en el pasado sus cambios de peso, y también a la exposición pública que conlleva la fama.
“Fíjate, hace dos años, cuando acabé el álbum, esta iba a ser la última canción. Pero la vida da muchas vueltas y decidí ponerla la primera (…). Tengo suerte de que a mi público no le importa cuánto pese, me quieren por mis canciones, no por mi físico. Cuando hice la última gira pesaba 31 kilos más que ahora y fue cuando vendí más entradas. Me parece muy bonito, y eso dice mucho de la gente que viene a verme”, subraya.
Confiesa que la pausa que se ha tomado le ha venido bien para aprender a gestionar las emociones y sanarse tanto física como psicológicamente.
En este sentido asegura que "es maravilloso aprender a gestionar determinadas situaciones de la vida" y tomarse las cosas de otra manera, "así como a sufrir menos", porque la vida "es un viaje maravilloso y hay que disfrutarla”.
El madrileño afirma que por mucho que sus seguidores pidan la vuelta de El Canto del Loco, como han guardado la esperanza con Oasis o La Oreja de Van Gogh, no va a ser así: “Que esperen, que esperen”.
Asimismo, el cantante, que lleva desde el pasado 14 de noviembre y hasta el próximo 20 de diciembre dando conciertos en el WiZink Center de Madrid con la gira llamada ’25 P*t*s años’, se niega a hacer un concierto en un estadio por el tema de la acústica.
“Prefiero hacer 10 WiZink y que la gente disfrute a un Wanda y que mi público se vaya disgustado”, añade. EFE
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