Víctor Castelló
Madrid, 25 nov (EFE).- Una semana después de que Otti Verdú (Reus, 1999) saltara 1.5 metros con su caballo Baccarat Fontaine, un accidente la dejó postrada en el suelo con la clavícula rota y los músculos perforados. Empezaba así un 2024 de sombras pero sobre todo luces, para una de las amazonas más prometedoras de España. Un posoperatorio exitoso y un retorno a las pistas inimaginable, la sitúan ahora ante uno de sus retos más apasionantes, la IFEMA Madrid Horse Week. Competirá en la categoría más importante.
Entrena en el Club de Campo de Madrid, donde habla con la Agencia EFE en la cafetería para charlar de su año, mientras admite que nunca se acostumbra a hacer entrevistas.
Pregunta. Empieza el año lesionada, se recupera y vuelve a ganar y a hacer resultados con consistencia. ¿Cómo es este 2024?
Respuesta. Este año ha sido muy bueno en mi carrera. Empecé primero compitiendo en Madrid y luego me fui al concurso de Sunshine Tour (uno de los más importantes de España) con mi caballo Baccarat Fontaine. Era la primera vez que saltaba 1.5 metros con él y hacía cuatro años que no corría en esa altura. Tras un gran papel en el Gran Premio, me lesiono una semana después. El caballo se resbala por accidente, me rompo la clavícula, me perforo los músculos y me duele muchísimo. Me llevan a Madrid, me operan, me reconstruyen los músculos y estoy un mes y medio haciendo rehabilitación. Me afectó un poco a las cervicales y estuve magullada.
P. Y vuelve a montar…
R. Después de la rehabilitación el brazo me quedó perfecto. Tras un mes y medio de lesión, un domingo, comencé a montar y ese mismo martes me fui a competir directamente. Durante el tiempo que estuve parada, Patricio Maldonado, mi entrenador, entrenó los caballos y me los dejó a punto. La vuelta fue dura, tenía miedo porque fue un accidente, no error de jinete ni del caballo. Agradecí mucho competir, porque me quitó ese temor. Si hubiese alargado el proceso me habría costado más.
P. Cuando ha hablado de su retorno a la competición le ha salido una sonrisa, casi sin quererlo. ¿Le pudo más la ilusión que el miedo?
R. El primer día que me subí al caballo, aquí en el Club de Campo, me puse a llorar. Tenía muchísimo miedo, me pudo más que la ilusión. Además, fue con Baccarat, el caballo con el que me caí. El segundo día de competición, cuando volví en Sevilla, el reencontrarme con la gente hizo que mientras cabalgaba, en el primer recorrido, se me cayese una lagrimita y pensase “A ver qué pasa”. Bajé un poco la altura para reencontrar sensaciones y salió genial. Salí con una sonrisa de la pista y dije, 'vuelvo a estar aquí'”.
P. Volvió luego al salto de 1.50 metros, donde empezó el calvario.
R. En ese mismo concurso me veía bien y salté 1.50. Mi padre no me dejaba. Me tuve que retirar porque se me rompió un hierro y no podía parar al caballo, por lo que volví a tener otro susto, pero solo fue eso. Luego fue al concurso HERAS, en Santander, y ahí sí lo salté.
P. Ahora la IFEMA Madrid Horse Week. ¿Le hace especial ilusión, en casa, después de todo?
R. Lo que me motivó a correr en la Madrid Horse Week fue el Campeonato de España. Antes hacía el 1.5 metros pero no sobradamente. Allí me di cuenta que mi caballo lo saltaba muy bien y pensé en correr en la MHW, pero en la categoría de cinco estrellas (la máxima categoría del concurso). Estoy nerviosa, pero por encima de todo tengo una ilusión tremenda. Un evento así, internacional y copa del mundo, estar en la pista de ensayo con los mejores jinetes del mundo… Es un gran reto, pero el objetivo es dar mi mejor versión. Ojalá venga el mejor resultado posible, pero hay que disfrutar cada minuto de concurso.
P. ¿Es un regalo desde donde viene?
R. Lo afronto así. Ahora mismo, tanto mis caballos como yo estamos en forma para afrontar un concurso de estas características. Ojalá lo repitamos muchas veces, pero no siempre la salud de los caballos o tu condición física te acompaña. Es un reto el ver si estoy capacitada.
P. Además, aquí ya ha ganado muchas veces.
R. Tengo muchísimos recuerdos. Desde 2019 no compito, pero el último año que lo corrí gané los tres días. Por eso no quiero correr en la categoría donde ya gané, tengo que volver a un nivel superior o con un caballo que lo pueda hacer igual. Y en IFEMA Madrid Horse Week es un escenario donde viene muchísima gente que no es del mundo del caballo. Un poco espectáculo, con las luces, la música. No es tu día a día de competición. Genera emoción.
P. Se añade un día más de competición, hay más show, museos… ¿Es positivo esto para el mundo ecuestre o lo aleja del deporte?
R. Sin duda es positivo. El mundo ecuestre no es el más conocido. Tengo amigas que me preguntan sobre la hípica y dicen “esto es un mundo”. Gracias a esta clase de concursos, viene gente de fuera, lo ven, se lo pasan súper bien con el salto y es una experiencia súper positiva para las familias, amigos, porque no te vas a aburrir. Si luego ya lo rellenas con los espectáculos como la carrera de ponis que es lo más divertido del mundo… Es un fin de semana muy divertido al año.
P. En hípica se combinan géneros y edades. Una chica de 25 años puede competir contra un jinete de 45 años. ¿Esto también es un reclamo para que la gente se enganche a la competición?
R. Es el único deporte que es mixto y que competimos con todas las edades. Una vez cumples los 21 años ya eres adulto. La hípica te permite poder montar muchísimos años y ganar experiencia. Competir con jinetes más mayores, con tantos concursos y saltos, con más experiencia que tú, también les proporciona una ventaja. Eso atrae mucho y demuestra la complejidad de nuestro deporte, que en ese sentido es un deporte inclusivo.
P. ¿Qué les decimos a aquellos que van a venir a verla?
R. Para los jinetes es súper importante que nos vengan a animar. Todos los españoles cada vez que entramos en pista se nos anima de una forma diferente. Aunque no montes a caballo, estar por unas horas apoyando a alguien que no conoces y poder enfatizar por él hace que sea imposible pasarlo mal. Una oportunidad para conocer el mundo ecuestre. EFE
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