Eudald Clascà
Granollers (Barcelona), 21 nov (EFE).- La calidad es algo de lo que muchos jugadores de balonmano gozan, pero el carácter ganador es un atributo del que unos pocos elegidos pueden presumir, y ese tipo de jugador es Antonio García Robledo, uno de los emblemas de la época dorada de la selección española de balonmano, que este viernes ha anunciado que se retirará a final de temporada.
Tras 20 temporadas en la élite, el lateral de La Llagosta (Barcelona), es a sus 40 años -en marzo cumplirá 41- el capitán del Fraikin BM Granollers. Su figura va mucho más allá de ser una leyenda del club, pues también se ha erigido en el guía espiritual de un equipo repleto de jóvenes talentos.
Además, el cañón de La Llagosta ha sido uno de los emblemas de la época dorada de la selección española de balonmano, con la que consiguió tres medallas en Europeos (dos de bronces y una de plata), un oro en el Campeonato del Mundo de 2013 y un bronce olímpico en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Este último fue, seguramente, el mayor hito de su carrera. De ahí que lleve tatuados los aros olímpicos.
Sus logros y éxitos no se limitan únicamente a la selección. Ha jugado en ocho equipos de cinco Ligas diferentes: el Paris Saint-Germain y el Nantes franceses, el Pick Szeged húngaro, el Kolding danés, Bucarest rumano, mientras que en España ha militado en las filas del Barça, el Ademar León y el Granollers, el equipo de su vida.
A nivel de clubes, el lateral catalán ha ganado una Liga Asobal y una Copa del Rey con el Barça, así como una Copa y una Liga con el PSG en Francia.
Ya son incontables la cantidad de segundas juventudes que ha vivido García, que se mantiene en un excelente estado de forma. Probablemente, la frescura y el desparpajo de algunos de sus compañeros de equipo, como Ferran Castillo o Víctor Romero, ambos de 20 años, le han ayudado a seguir como un jugador de referencia en el balonmano de élite.
Sus cualidades son muchas y, con el paso de los años, ha ido añadiendo una cantidad de recursos en su juego que le han permitido encontrar todo tipo de soluciones en ataque.
Más allá de su entrega, Antonio García ha destacado a lo largo de su carrera por su gran lanzamiento. A esa facultad innata por superar los blocajes de los defensores se le añade una visión de juego privilegiada, capaz de encontrar al compañero desmarcado en el momento adecuado.
Todo ello sin desmerecer sus recursos para defender, puesto que la garra que transmite sobre la pista le han permitido ser un jugador solvente en el otro lado de la cancha, hasta el punto de transmitir ese coraje a todos sus compañeros.
García ha reconocido en más de una ocasión que estos últimos años en las filas del Granollers son los mejores de su carrera. El balonmano también lo ha disfrutado. Todavía le queda media temporada para acabar de saborear una fantástica carrera. Una vez cuelgue las zapatillas en verano, Antonio García dará el salto a los despachos como director deportivo del Fraikin BM Granollers. EFE
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