Sánchez supera otra prueba de funambulismo ensombrecida por Aldama

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José Miguel Blanco

Madrid, 21 nov (EFE).- Pedro Sánchez tiene experiencia a la hora de sacar adelante, casi al límite, algunos acuerdos que, de fracasar, alentarían las especulaciones sobre la inestabilidad de su Gobierno de coalición.

Pero también tiene experiencia a la hora de comprobar cómo iniciativas impulsadas por su Ejecutivo son rechazadas en el Parlamento por algunos de los grupos que permitieron hace ahora un año que se mantuviera en el Palacio de la Moncloa.

Este jueves le ha tocado añadir otro guión al primero de esos supuestos, al que le da argumentos para seguir alimentando sus declaraciones de que agotará la legislatura, que las negociaciones agónicas forman parte de la normalidad derivada de una minoría parlamentaria y que su Gobierno es el único que puede manejar situaciones de este tipo.

Finalmente, el pleno del Congreso ha avalado el paquete fiscal que pretendía sacar adelante el Ejecutivo, y lo ha hecho con un cruce de promesas que parece que pueden chocar entre sí y que propician análisis sobre la cuadratura del círculo, pero que han sido asumidas por los grupos.

Especialmente por Podemos, el que fuera socio de Sánchez e inmerso en una batalla con Sumar por el espacio a la izquierda del PSOE, y que quiere hacer valer sus votos, que no se dé por sentado que el Gobierno cuenta con ellos.

El partido de Ione Belarra se ha dado por satisfecho con el compromiso de aprobar más adelante el mantenimiento del impuesto energético que defienden también ERC, Bildu y BNG, pese a que el Gobierno pactó con Junts que ese gravamen desaparecería.

Junts tiene en su mano, cuando llegue el momento, que prospere o no, pero ahora todos los que apoyaron la investidura de Sánchez han avalado también ese paquete fiscal.

El Gobierno ha respirado y ha aprovechado las "muchas horas" que el jefe del Ejecutivo recordaba el pasado martes que quedaban hasta la votación para demostrar que pueden conseguir pactos con múltiples formaciones.

Unos acuerdos que asegura que cumplirá. Pero más allá de lo que ocurra próximamente, pone el foco en que ha conseguido superar un escollo que parecía insalvable.

Ha sido otro número del funambulismo que durante años, pese al vértigo del precipicio sobre el que a veces parece caminar, viene protagonizando Sánchez. Y le hace soñar con otro ejercicio a priori aún más difícil, el que al final del alambre le permitiría sacar adelante los presupuestos para 2025.

Si ha conseguido aunar posiciones en este asunto, ¿por qué no dar alas al optimismo para esas cuentas del Estado? Esa es la esperanza que esta jornada resuena en Moncloa a la espera de un paso previo, la aprobación de la senda de estabilidad.

Aunque son recurrentes las voces del Gobierno que aseguran que sería perfectamente posible que la legislatura siguiera avanzando prorrogando de nuevo los presupuestos, reconocen al mismo tiempo que aprobar unos nuevos darían un plus de estabilidad y ayudarían a apuntalar la idea de que el mandato de Sánchez, tal y como él garantiza, llegará al final.

Los presupuestos son futuro, pero el paquete fiscal es presente y supone un éxito cuyos titulares se ven ensombrecidos por las declaraciones del empresario Víctor de Aldama ante el juez del caso Koldo.

Ha asegurado que Sánchez le agradeció unas gestiones para un viaje de José Luis Ábalos a México, le ha implicado en la visita a España de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, y ha asegurado que pagó comisiones al exministro de Transportes y al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán.

Todo desmentido por Cerdán, por el PSOE y por el propio presidente del Gobierno, que ha visto como este "personaje" (como le ha calificado) al que ha negado crédito alguno, no le ha dejado saborear en plenitud el triunfo parlamentario.

Pero tampoco da posibilidad alguna el Gobierno a que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, paladee la victoria de una hipotética moción de censura a la que se ha abierto claramente por vez primera tras la declaración de Aldama.

Sánchez le ha retado a que la presente. Sabe que no cuenta con los apoyos necesarios. Feijóo, también. EFE

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