(Actualiza la NA3344 con el disco de Quevedo)
Madrid, 21 nov (EFE).- Semana de novedades importantes con nombres que remiten a artistas de otra época, porque, tras barrer comercialmente con su anterior álbum y tomarse un respiro, Quevedo -el músico, no el escritor- regresa con nuevo disco, al igual que Raphael -el cantante, no el pintor-.
El artista madrileño criado en Canarias pone punto y final a su retiro del foco público con un álbum de 18 canciones que incluye colaboraciones con Aitana, Yung Beef y Pitbull y que, aunque con menos reguetón que en el premiado 'Donde Quiero Estar' (2023), mantiene muchos de los rasgos que han hecho de él un astro musical.
El artista más incansable rinde tributo a la música francesa, de Charles Aznavour a Edith Piaf, en un disco grabado en París bajo la producción de Jacobo Calderón y que refleja su admiración por la 'chanson' así como su influencia en la carrera del jienense.
La búsqueda de identidad o la autoestima son algunos de los temas que Aroa Lorente aborda en su debut en el formato de LP, un trabajo ideal para su escucha en carretera en una fuga del mundanal ruido y en el que la madrileña se confirma como una de las voces más prometedoras del nuevo pop, al que ella ha venido a ponerle rock.
Con motivo de su 25 aniversario y tras años descatalogado se reedita en un formato de lujo el primer álbum de esta banda navarra, de las pocas que mantienen el rock en los grandes aforos. El de su debut dicen que fue su disco "más importante" y que "posee todas las cosas que nunca vas a tener ya: juventud, coraje, inconsciencia y frescura”.
Con motivo del 35 aniversario del lanzamiento de su disco de debut, se reedita este trabajo de rock sucio que mostraba las influencias del grupo capitaneado por Fernando Alfaro, como Pixies, Nick Cave o The Velver Underground, y que incluye canciones míticas de su repertorio como 'Gente abollada'.
Temas existencialistas y románticos confluyen en el primer disco de esta 'crooner', oscilando entre la melancolía y el humor, entre la cotidianidad y la atemporalidad de sus composiciones de pop/rock.
Desde Aranda de Duero (Burgos) llega otro debut en el formato discográfico largo, el de Gabriel Barriuso cinco años después de empezar a probar suerte en la música con canciones que fluyen entre el rock clásico, el trap y otros sonidos de la escena 'underground'.
Soul blanco, funk y rock se dan la mano en el tercer trabajo de este nombre muy habitual de la escena musical más inconformista, ya sea en sus colaboraciones con artistas como Joe Crepúsculo o al servicio de otras artes como el cine. Con el nombre del vehículo de una carrera de choques como título, y bajo ese colchón musical que él mismo ha producido, habla del peligro que representa existir.
Como "una gran fiesta latina" definió el colombiano su nuevo disco, el cuarto de su carrera, que lleva por nombre el número de su apartamento, "ese ambiente donde pasa todo y de donde yo vengo, donde pasan las rumbas, las borracheras, los despechos, también el primer polvo de tu vida y donde lo cuento muy a mi estilo".
También la artista argentina publica ya su cuarto disco, bautizado con el apodo por el que la conoce su entorno más íntimo, en línea con un contenido en las letras más personal, con el bagaje aprendido en estos años y arriesgándose a través de géneros como el trap o el rap.
Junto con el estreno de una de las películas más esperadas del año, traslación al cine de un exitoso musical que dio nueva vida al relato del Mago de Oz, llega su también esperada banda sonora, con esas canciones ya emblemáticas interpretadas por artistas como Ariana Grande y Chyntia Erivo, sus protagonistas.
Buenas noticias para quienes echaban de menos a la que fuera emblemático vértice femenino de Pixies. Llega por fin su salto a la música en solitario, cocinado durante más de una década junto a otros iconos a los controles del estudio como Steve Albini. Surgen así canciones sobre las vacaciones de invierno con sus padres en los Cayos de Florida o sobre la demencia de su madre.
Inspirado por una palabra del sánscrito que alude metafóricamente al fin de la existencia, el cantautor estadounidense vuelve a dar muestras no solo de su sensibilidad como intérprete sino de una reflexión en torno al ser, desde la gran fotografía general de nosotros mismos en sociedad hasta el plano más cercano y profundo.
Su primer trabajo en cuatro años es también el más conflictivo desde el punto de vista moral, ya que llega después de recibir numerosas acusaciones de abusos sexuales que él ha negado, entre ellas, las de su exmujer, la actriz Evan Rachel Wood. EFE