Javier Herrero.
Madrid, 20 nov (EFE).- Considerada una de las voces más prometedoras de la música española, la joven Samuraï publica este viernes al fin su primer álbum de larga duración, en el que constata su búsqueda de identidad como persona y como artista peculiar: popera de fondo, ranchera en la intimidad y roquera en el alma.
"Me encanta el rock duro, soy ese cliché de señor con cerveza y camiseta de AC/DC", bromea en una entrevista con EFE con su melena de vivo color rojo, razón por la que quizás alguien le colgó "la etiqueta de la Avril Lavigne española".
Precisa ella que, puestos a buscarle referentes, sería más acertado hablar de Hayley Williams, de Paramore, aunque su catálogo de escuchas sea de lo más diverso, en parte por su madre, exintérprete de musicales que adora escuchar en casa salsa, cumbia y rancheras. "De hecho, las rancheras son mi género favorito de la mano del rock", confiesa.
Sobre el origen de su pseudónimo, cuenta esta artista nacida Aroa Lorente (Las Rozas de Madrid, 2000) que fueron sus amigos los que le pusieron ese apodo con 12 años: "Desde pequeña llevaba siempre el típico moño arriba y un día que lo llevé superexagerado, me dijeron: 'Pareces un samurái'. Desde entonces he sido 'Samu'".
Intuitiva y autodidacta, en su primer año como estudiante de Diseño Gráfico y Diseño de Moda de Bellas Artes subió su primera canción a Youtube en una época de influencia más urbana y en la que aún no sabía ni tocar la guitarra.
En 2021 ya llegó su primer EP, que incluía el tema 'Tirando piedras' y que despertó la atención de Universal, compañía con la que a partir de ese momento ha lanzado material incansablemente hasta su primer LP, 'El silencio del ruido'.
"A mí no me gusta el concepto de single como canción perdida del universo, sino trabajar en packs, crear un imaginario. Pero sabía que no iba a sacar un disco hasta que no supiera que fuera a ser escuchado", explica sobre este proceso de concitar atención entre el público hasta saltar al formato largo.
Sumarse a La La Love You en la canción 'El principio de algo' y sus 50 millones de reproducciones ayudaron mucho en ese sentido. "Me junto en el estudio bastante poco, es algo que me nace, yo sé cuándo algo sí y cuándo no", señala ante un álbum en el que ha incluido dos duetos, uno junto a su "gran amigo" Leo Rizzi y otro con Dani Fernández.
Junto a ellos y a Paco Salazar como productor traza "un disco puramente introspectivo" sobre temas como la identidad o la autoestima, como en 'En el espejo', uno de los cortes más reposados, mientras en 'Quien no quiera que no mire' canta: "Prefiero no saber quién quiero ser todavía".
"Tengo claro quién soy, pero no hacia dónde me están llevando las acciones que hago en el día a día. Creía que era un sentimiento muy adolescente, pero me di cuenta de que es algo que le sigue pasando a lo mejor hasta a mi madre", reflexiona, consciente de que con sus letras ha despertado la atención de un público mayor que ella.
Si lo tituló 'El silencio del ruido', fue por subrayar el exceso de estímulos que nos rodean, "más viviendo en Madrid, hasta el punto en que es imposible encontrar un segundo para ti". "Tienes que poner la cancelación de ruido de los cascos para tener tu espacio", opina Samuraï, que ve este como un trabajo ideal para evadirse y disfrutarlo en carretera, en la burbuja del coche.
El álbum arranca con 'Lo que vivimos', una buena carta de presentación que bien merecía haber sido uno de sus anticipos. "Pero habría requerido cambiarle los arreglos o la posición en el disco y a mí me da todo el sentido ahí", argumenta sobre esta enérgica canción que dedica a un amigo fallecido.
"Soy una persona súper feliz, de chistes malos, pero me he dado cuenta de que mi música estaba sumida en un aura de toxicidad, supongo que por cosas que había vivido, y quería encontrar ese contraste entre ese ápice oscuro de mi personalidad, que a lo mejor es la melancolía del artista, pero también la otra más luminosa", explica en el equilibrio entre cortes como 'Sexo y Rock And Roll' o 'Por si mañana no estoy'.
Con la mirada en el futuro, ansía su próximo viaje al otro lado del Atlántico y, soñando en grande, con ser "como Rocío Dúrcal en Latinoamérica, la española que adoptan allí". "Tengo una pasión por Latinoamérica que me muero, sobre todo México por las rancheras y con Argentina", confiesa esta roquera que también le hace ojitos al Royal Albert Hall de Londres y al formato sinfónico. EFE
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