Madrid, 19 nov (EFE).- Juana Macías ha retratado en su nueva película los casos de violencia sexual contra menores que se produjeron en Baleares y que se conocieron en toda España. 'Las chicas de la estación' irrumpe cuatro años después como un llamamiento social sobre un problema que está "cerca", en palabras de la cineasta.
En su nuevo trabajo, que se estrenará este viernes, la directora y guionista pone imágenes a una realidad que "ocurre en todas partes".
Una realidad violenta e incómoda que la sociedad no quiere "mirar" pese a tenerla tan "cerca", afirma en una entrevista a EFE.
Una realidad sobre "menores extraídos de sus familias por abusos, violencia y desprotección".
Y una realidad sobre el sistema público de acogida, en el que dos aspectos urge mejorar, en palabras de la cineasta: "la financiación y la voluntad política".
Vidas torcidas a los 13 años hacia la violencia.
Acercarse a un problema así a través del cine, sobre la base de un caso real, requirió mirar desde diversos ángulos.
En palabras de Macías, uno de esos ángulos fue que "no se pone el foco en los abusadores". "Existe una sensación de impunidad en comportamientos como estos. Si hay una mirada social, no es tan fácil incurrir en ellos, o si hay sentencias que dejan claro lo que pasa si los haces", recalca.
Otro ángulo: la exposición a la violencia de los menores; de todos los menores, en lo que las "las redes sociales" son determinantes, ahonda.
Los hechos de los que parte ‘Las chicas de la estación’ ocurrieron. Saltaron a la luz pública y a la escena política hace cuatro años.
Jara, Alex y Miranda (nombres ficticios) son tres amigas que viven en un centro de tutelaje. Dos de ellas son víctimas de una red de captación para prostitución y abusos sexuales. Una de ellas lo denuncia.
En la película se cuenta la amistad de las chicas, "un vínculo familiar en el que es muy importante la lealtad", dice Macías; se cuenta sus condiciones de víctimas, sus reacciones emocionales, "la ira" sobre todo y en diversas formas; y se cuenta lo duro que es denunciar, ya que con la decisión "desaparece todo lo que tienen en la vida".
Macías aborda, así, un problema “transversal”, situado mucho más allá del "rifirrafe” de los partidos políticos. Y lo hace desde las miradas de las víctimas para alcanzar la mirada de la sociedad y “poner soluciones”, señala.
El proyecto, en el que participa la administración de Baleares, exigió un exhaustivo casting, un guión minucioso, el rodaje en los lugares en los que sucedieron los hechos, como la estación de autobuses de Palma y el barrio de Corea; y un cuidadoso proceso de selección y creación de temas urbanos para la banda sonora.
Julieta Tobio (Jara), Salua Hadra (Alex) y María Steelman (Miranda) son las actrices protagonistas. Son sus primeros papeles en el cine.
Confían en que 'Las chicas de la estación' sea el comienzo de una vida dedicada a la interpretación.
"Somos muy novatas, aunque tengo claro que me gustaría seguir", apunta Hadra. "Yo siempre quise dedicarme a la interpretación, pero lo había apartado por los avisos que me habían dado sobre lo difícil que es esto", puntualiza Tobio.
"Yo antes del proyecto iba encaminada a estudiar ingeniería, pero esto me ha apasionado. Creo, además, que hemos entrado por la puerta grande", zanja Steelman. EFE
(foto) (video)