Huelva, 18 nov (EFE).- La directora de cine costarricense Antonella Sudasassi ha presentado este lunes en el Festival de Huelva su segundo largometraje, ‘Memorias de un cuerpo que arde’, una cinta que rompe con los tabúes de las relaciones sexuales entre personas de la tercera edad.
La película llega a Huelva tras el éxito de su ópera prima, ‘El despertar de las hormigas’, seleccionada en más de 65 festivales internacionales, representando a Costa Rica en los Óscar y siendo la primera película costarricense premiada en los Premios Platino y la primera centroamericana nominada a los Premios Goya.
Este nuevo film de la joven cineasta costarricense ha recibido el Premio del Público en la Berlinale 2024 y los premios del Público y de la Crítica Internacional en el Festival Cinelatino de Toulouse, y pudo verse ayer por primera vez en España en el Festival de Cine de Huelva. Además, la película representará a Costa Rica en los Oscar, los Premios Goya y los Forqué.
El elenco de esta cinta está formado por Sol Carballo, Paulina Bernini y Juliana Filloy, entre otros. Estas tres actrices personifican las voces de Ana, Patricia y Mayela, que nacidas en una época represiva donde la sexualidad era tabú, romperán su silencio después de 65 años tras una vida de recuerdos entrelazados, secretos y deseos ocultos.
Antonella Sudasassi ha explicado que la película es, en cierto modo, la conversación que nunca tuvo con sus abuelas, ya que llegó tarde y no pudo profundizar mucho con ellas en este asunto.
La directora ha afirmado, en este sentido, que comenzó a hablar con otras mujeres para entender “ese universo en el que fueron madres, pero hasta que no se habla con ellas no se sabe lo que pasaron respecto al sexo, la violencia callada, y otros asuntos a pesar de los cuales siempre transmiten ganas de vivir”.
Sudasassi ha explicado que la película le supuso un “reto formal”, ya que las mujeres con las que habló le impusieron anonimato. “Ellas no habían hablado con nadie de estos temas”, y ahora lo hacían con ella, “pero, ante el anonimato, decidió trabajar con y actrices”, generando una dualidad entre documental y ficción.
Por su parte, la actriz Sol Carballo ha afirmado que esta su primera experiencia cinematográfica fue “buena y hermosa”, ya que en muchos puntos coincidía “con estas mujeres, porque son cosas que se han padecido desde tiempos ancestrales, y es bueno ponerlo sobre el tapete para que la sociedad comprenda a las mujeres de sus familias”.
La actriz califica la película como una “reivindicación de los derechos humanos” y explica que lo que hizo para su trabajo fue dejar que la historias” la habitaran y entraran en su cuerpo, “y así poderlas expresar con toda la intensa carga de emociones que tienen”. EFE
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