Fermín Cabanillas
Huelva, 18 nov (EFE).- Una mujer llevada al límite por la dependencia emocional hacia un hombre es la base de ‘Mañana muérete’, película escrita y dirigida por Rocío Martín y protagonizada por Carmen Canivell, que muestra a Lola como ejemplo de esa dependencia, y se pregunta “cuántas lolas habrá en este mundo”.
Escrita por la propia directora, Rocío Martín ha querido plantear un intenso monólogo de Canivell al más puro estilo de obras antológicas que dejan a la actriz todo el peso de la interpretación, en una dualidad en la que intenta quitarse de encima todo lo que le supone una relación que le da vida y la mata al mismo tiempo, como ha podido ver el público en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
“Ella quiere acabar con esta situación, pero a medida que pasa la noche la espera es cada vez más ominosa, más asfixiante, más cruel”, dice la sinopsis de la película, rodada en el interior de un piso en Sevilla al que la fotografía de Sergio Caro dota de vida propia, con montaje de Bernabé Bulnes y música de Manuel Busto, producida por María Cancio con ‘La Filmahora’.
Con estos mimbres, el equipo comenzó a preparar todo mientras Canivell “ensayaba mucho, preparando todo y llevando todo lo que se iba descubriendo en el texto a unos procesos personales muy potentes de ambas”, dice la actriz a EFE en Huelva al referirse a su personaje, con el que trabajó mucho para no bajar un ápice su intensidad en todo el proceso de rodaje.
Porque, para ella “hay muchas lolas en este personaje”, e intentó reflejar lo más posible “el dramatismo de una mujer que intenta salir adelante” atrapada en un piso de lujo, y sosteniendo un “diálogo” sin que nadie la interpele, dando a quien ve la película la oportunidad de darle muchas versiones al guion en su propia cabeza, tantas como las que revolotean por el cerebro de la propia Lola.
Canivell ha tenido que sacar adelante un registro quizás desconocido en ella para el gran público, acostumbrado a verla en su vis cómica en películas como ‘El mundo es suyo’ o la obra de teatro ‘Homenaje a los Álvarez Quintero’, pero admite sentirse cómoda también en este formato, para agradecer a Rocío Martín “la oportunidad de hacer un drama con esta envergadura y esta profundidad, un reto muy importante”, porque se enfrenta a solas a la cámara, paseando por el piso, tomando una copa de vino, soltándose el pelo o colocándose los tacones.
Todo el guion está orientado a hacer pensar a quien está al otro lado de la pantalla, y se nota el trabajo que está detrás, porque “era un texto que llevaba diez años en un cajón metido y que ha ido evolucionando con reescrituras”, dice la directora, que lo ideó “a raíz de vivencias, de gente cercana, de mujeres, de hombres, de familiares” de ella misma, “y que ha ido evolucionando de verdad, con la verdad de gente” que la rodeaba.
“Lo entiendo como un cierto homenaje a esta mujer, a estos desamores, e incluso a las enfermedades mentales a las que nos llevan muchas veces los sentimientos”, añade esta cineasta natural de la localidad sevillana de Los Palacios y Villafranca, experta en llevar los sentimientos humanos al límite y mostrarlos desde dentro en todas sus obras.
Defiende, además, el cortometraje como “un cine de gran potencia”, sin importar que el metraje tenga relación ni mucha ni poca con la calidad del producto final, y la actriz resume el resultado final con que “la clave está en que cuanto más sincera sea una misma con lo que siente con el personaje, es más fácil encontrar el punto para emocionar”.
‘Mañana muérete’ se une a la lista de grandes monólogos en el mundo del cine en el que que ‘Zeleb’, incluyó, entre otros, a Charles Chaplin, ‘El Gran Dictador’ (1940); Mel Gibson, ‘Braveheart’ (1995) o Jack Nicholson, ‘Algunos Hombres Buenos’, (1992), con el matiz de que Carmen Canivell aguanta sola todo el metraje en pantalla, hasta que Lola, finalmente, se apodera de ella. EFE
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