Inmaculada Martínez
Aldaia (Valencia), 17 nov (EFE).- La inundación del casco urbano de Aldaia dio al traste con una floristería ubicada apenas a 50 metros del barranco La Saleta, a la altura de la estación de Cercanías, donde solo quedan algunos jarrones y jardineras sucios de barro y ni rastro de los miles de euros en flor ni de las decoraciones en las que trabajaba "la tienda más bonita" del pueblo.
Su dueño, Vicent Carcelén, su mujer, Susana, y sus gemelos de 19 años, Vicent y Pau, estaban en el negocio cuando vieron que llegaba el agua desbordada del barranco e intentaron subir a estantes altos toda la mercancía con flor natural y artificial que preparaban para el día de Todos los Santos, la fecha más fuerte del año para este comercio de 220 metros cuadrados de local.
Pero la "lengua" de agua subía y tuvieron que abandonar la tienda corriendo para refugiarse en su casa, en el edificio de arriba, y controlar desde el balcón lo que sucedió aquella noche del 29 de octubre a las 19:50 horas.
"No me dio tiempo de ir a por mi madre, que vivía en una planta baja dos calles más allá" y que gracias a que en ese momento se encontraban con ella dos nietos, la subieron al tejado, y ahora vive con ellos hasta que puedan recuperar su casa, que ha quedado asolada y van arreglando poco a poco.
Tampoco pudieron ayudar junto con sus vecinos a una mujer mayor de la calle que quedó atrapada en su casa, y que logró salir gracias a otros vecinos que la salvaron.
"Nos hemos quedado en cero" y menos mal que su mujer trabaja en un despacho en València y "eso nos salvará" porque Vicent destinó mucho dinero en la campaña de Todos los Santos, la más fuerte del año, con una inversión de "miles de euros".
Los proveedores le han dicho que esté tranquilo, que "se irán arreglando poco a poco", pero Carcelén se pregunta si alguien "cree que con las ayudas de 5.000 euros de la Generalitat" van a "pasar" esto, cuando solo de alquiler paga mil euros.
Cifra entre 30.000 y 40.000 euros lo necesario para recuperar el local, arreglar la persiana de cierre, la puerta de entrada que tiene un cristal de seguridad, el mobiliario y el género, ya que se dedica a decoración de eventos en masías, congresos, salones y cáterin, así como de celebraciones.
El 27 de octubre, dos días antes de la dana, cumplió 30 años al frente del local, que abrió con 20 años. Son "treinta años que se han ido al traste" junto con todas sus anotaciones de clientes y listados. Sí logró salvar, "gracias a la picardía de su mujer", el ordenador, que cogió cuando salieron por la inundación.
De hecho, tardó dos días en entrar a vaciar porque no quería ver el desastre y sabía que todo "se había ido a hacer puñetas".
Un día de estos, cuando estaba en su casa, llamó a la puerta un matrimonio que le había encargado una jardinera para Todos los Santos para entregarle un donativo y le dijo que esperaba que volviera a abrir porque la suya era "la tienda más bonita de Aldaia".
Los comercios, asegura, tienen "muchas dudas" y muchos no van a reabrir porque no pueden montar el negocio desde cero.
Un grupo local de comerciantes ha movido la creación de la Associació d'afectats per la riuà de la dana de Aldaia para pedir que las ayudas sean lo más directas posible para los comerciantes y los damnificados de las viviendas, a través de los grupos municipales del Ayuntamiento.
También exigen el desvío del cauce del barranco, proyectado desde hace años y que se quedó "en los cajones por la negligencia de los políticos", y en tercer lugar, solicitan indemnizaciones por la no ejecución de esas obras, que ha causado efectos devastadores. EFE
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