Madrid, 17 nov (EFE).- El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, apoyará en la cumbre del G20 las propuestas del presidente brasileño y anfitrión del evento, Luiz Inácio Lula da Silva, para una alianza contra la pobreza y el hambre, que cuenta con un respaldo unánime, y un impuesto global a las grandes fortunas que provoca división.
Sánchez viaja este domingo a Río de Janeiro, sede de la cumbre que, con el lema "Un mundo más justo en un planeta sostenible", reúne este 18 y 19 de noviembre a todos los líderes del G20 salvo el presidente ruso, Vladímir Putin.
De la delegación española forma parte el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y el jefe del Ejecutivo estará acompañado también por su esposa, Begoña Gómez.
Gómez comunicó al juez Juan Carlos Peinado que su presencia en Brasil le impedía acudir a la citación de este lunes para declarar como investigada por dos delitos sobre la contratación de un software de la cátedra que codirigió en la Universidad Complutense de Madrid, y esa citación se ha pospuesto para el 18 de diciembre.
Ante el resto de líderes, según fuentes de Moncloa, Sánchez resaltará la trascendencia de la IV Conferencia de la ONU para la Financiación al Desarrollo que albergará Sevilla el próximo año.
El Gobierno considera que esa conferencia, del 30 de junio al 3 de julio y en la que se espera una masiva participación, será un hito para impulsar la reforma de la arquitectura financiera internacional y las necesidades de financiación para cumplir en 2030 los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas.
Más allá de poner en valor esa conferencia, Sánchez dará un respaldo pleno a la alianza global contra el hambre y la pobreza que ha auspiciado Lula y que será una de las iniciativas que alumbrará Río de Janeiro.
Esta alianza se configurará como un espacio de intercambio de ideas, buenas prácticas y medidas, y contará con contribuciones financieras que habrá que detallar.
De momento nace con compromisos concretos de 39 países y 30 organizaciones internacionales para beneficiar a unos 500 millones de personas en trece países de tres continentes.
Si se prevé la unanimidad para esta iniciativa, no ocurre lo mismo con otra que defiende Lula, un impuesto global a las grandes fortunas.
Aún se negocian las conclusiones de la cumbre y la mención que pueda haber a este asunto, pero el Gobierno apoya ese impuesto por coherencia y convicción, según las fuentes de Moncloa, tras adoptar medidas similares en España.
El Ejecutivo aprobó en noviembre de 2022 un impuesto de solidaridad sobre las grandes fortunas con carácter temporal y en noviembre del año pasado lo prorrogó de forma indefinida hasta que haya una revisión de la tributación patrimonial en las comunidades que vinculó a la reforma del sistema de financiación autonómica.
Este impuesto grava los patrimonios superiores a 3 millones de euros, con un mínimo exento de 700.000 euros y las mismas deducciones que el impuesto de patrimonio.
Los tipos que se aplican son del 1,7 % para patrimonios de entre 3 y 5,4 millones de base imponible; 2,1 % para entre 5,4 y 10,7 millones; y 3,5 % a partir de los 10,7 millones.
El debate en el G20 llega mientras el Gobierno intenta sacar adelante en España un paquete fiscal que no cuenta por ahora con el respaldo de sus socios y cuya votación en la comisión de Hacienda del Congreso se ha pospuesto al lunes.
Un paquete que incluye el mantenimiento del impuesto a la banca pero que provoca el rechazo de formaciones como ERC y Bildu al no prorrogar el impuesto a las energéticas al que se opone Junts.
El Gobierno es consciente de que hay países, como Argentina, contrarios al impuesto a las grandes fortunas, y al hilo de ello resaltan la diferencia del actual papel de este país en el G20 respecto a otras cumbres anteriores ya fuera con gobiernos de Alberto Fernández o de Mauricio Macri.
Así, explican que la actitud de la actual administración argentina está siendo negativa al oponerse también de forma radical a algunas menciones en el G20 a la igualdad de género, el cambio climático o los objetivos de desarrollo de la ONU.
Argentina ya impidió que la cumbre iberoamericana de esta semana en Ecuador concluyese con una declaración oficial al oponerse a un texto que incluía acuerdos en materia de equidad de género, acciones para luchar contra el cambio climático e impulsar la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Sánchez volverá a coincidir en Brasil con Javier Milei después de que ambos asistieran en junio a la Conferencia de Paz sobre Ucrania que se celebró en Lucerna (Suiza) sin intercambiar siquiera un saludo tras la crisis provocada por los insultos del presidente argentino al jefe del Gobierno español y a su esposa durante su participación en Madrid en un acto de Vox.
El Gobierno llegó a retirar a su embajadora en Buenos Aires, aunque la situación intenta reconducirse y ya ha nombrado nuevo embajador.
También acude a la cumbre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en su primer viaje al exterior desde que asumió el cargo el pasado 1 de octubre y rompiendo así la práctica de su predecesor, Ángel Manuel López Obrador, que durante su mandato no asistió a ningún G20 y a casi ningún otro foro internacional.
Sheinbaum mantiene la exigencia de López Obrador a España para que pida perdón por la conquista, una polémica ante la que México no invitó al rey a acudir a la toma de posesión de la presidenta y el Gobierno respondió anunciando que no enviaría ningún representante a ese acto.
Sobre la cumbre de Río sobrevolará lo que puede deparar la nueva administración estadounidense de Donald Trump, y será previsiblemente la última ocasión en la que Sánchez coincidirá con Joe Biden como presidente.
No hay prevista a priori ninguna reunión con él, y por ahora el presidente del Gobierno tiene previstos cuatro encuentros en los márgenes de ese evento con los primeros ministros de Vietnam (Pham Minh Chinh), Canadá (Justin Trudeau) y Australia (Anthony Albanese), y con la directora gerente de Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva. EFE