Álvaro Vega
Córdoba, 17 nov (EFE).- Uno de los principales analistas de la posverdad, el profesor de Filosofía de la Universidad de Córdoba Manuel Bermúdez cree que la victoria de Donald Trump supone un "torpedo contra la línea de flotación del concepto de verdad" y que, tras la verdad, "la siguiente que caerá más pronto que tarde será la propia democracia".
Bermúdez ha afirmado en una entrevista con EFE que "el problema más grave que hay después de las elecciones es que se ha hecho muchísimo daño al formato democrático occidental, tal y como lo entendemos, porque la elección de Trump supone que la mentira se convierte en una herramienta política del máximo nivel y que los electores dan pábulo a semejante discurso".
Autor de diversos estudios y libros sobre la materia desde que se acuñó en Estados Unidos en 2016 y se trasladó a España en 2018, como 'La posverdad a debate' (Ediciones Egregius, 2019), Bermúdez entiende que el resultado electoral estadounidense "es un enorme retroceso democrático".
Y lo cree así porque "este Trump de la segunda generación es diferente del que ganó la elección en 2016, pues viene sin máscaras, sin caretas, y ha tenido una serie de discursos a lo largo de la campaña que aquí en Europa serían inasumibles".
Pese a ello, tiene la impresión, "después de los análisis de los discursos y de ver cómo se está imitando el trumpismo en determinados países europeos, que es una política, un formato político, que ha venido para quedarse".
En esta línea, ha explicado que "la posverdad consiste en que una persona estaría dispuesta a considerar que algo es verdad porque encaja con sus prejuicios y sus expectativas antes que con la realidad".
De hecho, "con el discurso de Donald Trump lo vemos, es un mentiroso, un gran mentiroso, y la gente considera o ha querido creer que sus mentiras son verdad".
A juicio de Manuel Bermúdez, que estuvo entre marzo y mayo pasado cinco semanas en el Smith College, en Massachusetts, a través de Programa de Estudios Hispánicos en Córdoba (PRESHCO), Trump "ha tenido un discurso racista inasumible".
Con ese discurso ha planteado desde "la intervención, si fuera necesario, del Ejército y la Guardia Nacional en aquellas ciudades que estuvieran controladas por los demócratas y tuvieran elevados índices tanto de criminalidad como de inmigración", hasta el control del poder judicial.
Además, "hay más cuestiones", como "es la forma que tiene de tratar la política exterior, considerando a Europa poco menos que un apéndice, insinuando con cierta agresividad cómo va a tratar a los países aliados, por no hablar de que es un tipo que no titubea a la hora de relacionarse de tú a tú con alguno de los líderes más autoritarios del mundo", como Vladimir Putin o Kim Jong-Un.
Por ello, ha enfatizado, "hay que andarse con ojo, porque no ha engañado a nadie. Ha llevado una campaña muy agresiva, repleta de referencia y de insultos". De ahí que "todo esto hay que reevaluarlo, entre otras cosas porque no podemos permitir que la democracia quede el albur de este tipo de personajes".
Se trata de individuos que "han hecho del discurso populista, de la demagogia, de la noticia falsa, una bandera y le está resultando muy eficaz".
Para el profesor cordobés, tras esta realidad se encuentra "un fracaso de modelo educativo", en el que "vemos que la gente da pábulo al discurso mentiroso, falaz, sesgado, agresivo". Esto le lleva a plantear que "estuviéramos repitiendo los errores de principios del siglo XX".
Bermúdez está convencido de que "la ausencia de elementos de pensamiento crítico en el sistema educativo" es una parte esencial de este fracaso, más evidente en España, donde ha habido nueve leyes educativas en los últimos 46 años.
Así, "es evidente que la disminución de la importancia de las horas dedicadas a Humanidades, que son las que son las que se dedican con más énfasis al desarrollo del pensamiento crítico, está resultando más evidente en este tipo de ciudadanos, que deciden creerse una auténtica milonga porque encaja como entiende la realidad y eso va a traer gravísimas consecuencias".
"Detrás del concepto de verdad hay la necesaria convivencia, tolerancia. Esos mimbres básicos que sostienen a la ciudadanía en una sociedad abierta tienen que apoyarse en una mínima verdad o, de lo contrario, no sabríamos a qué atenernos. No podríamos ni siquiera a tomar decisiones si uno no está bien informado", ha subrayado.
En su opinión, "cuando se produce una separación tan radical entre la ética y la política, y el paradigma es Donald Trump, porque para él el discurso ético está absolutamente obliterado, no existe, no tiene la más mínima preocupación, todo lo que emane de semejante discurso, donde hay una separación radical, insisto, entre ética y política, va a ser pernicioso y negativo".
Bermúdez asegura que "no estamos asumiendo ningún tipo de análisis medianamente serio, porque, si la ciudadanía lo hiciera, no podrían votar por un tipo como Donald Trump ni podrían votar por las personas que niegan la evidencia empírica que ofrecen los científicos". EFE
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