Gijón 15 nov (EFE).- La actriz Rossy de Palma, se ha definido como “una intérprete artesana” que al actuar se olvida de sí misma y entrega su voz y su cuerpo al personaje porque le interesa llegar al público "con naturalidad”.
“No me siento actriz, siento que soy una artista artesana, que se vacía y deja que el personaje tome su voz y su cuerpo”, ha dicho De Palma este viernes en un encuentro con el público previo a la gala inaugural de la 62 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, en la que recogerá el premio Isaac del Rivero por su trayectoria profesional.
La intérprete ha dicho que no memoriza los guiones para repetirlos como “un loro”, sino que llega a los rodajes y se olvida de ella para vaciarse y dejar que el personaje tome posesión.
“Es un momento mágico, yo me vacío y en ese sentido sigo la filosofía taoísta que dice que si se crea un vacío algo vendrá a llenar, y siempre ocurre la magia”, ha destacado.
Rossy de Palma (Palma de Mallorca, 1964) ha expresado que le interesa llegar al público con naturalidad porque es la única forma de que el personaje, al que le cede su voz y su cuerpo, sea creíble.
Ha añadido que no le gusta la vanidad porque los artistas son "vehículos del arte, transmisores de algo maravilloso", pero no son el arte "y la pretensión es un artificio, es como si el cable y el enchufe se creyeran electricidad”.
La actriz ha visto lejana la posibilidad de dirigir, aunque si algún día se pusiera detrás de las cámaras rodaría una película de corte social, probablemente una historia de violencia de género, que pudiera contribuir a “desactivar pensamientos rígidos”.
Rossy de Palma se considera una “ciudadana del mundo” que en las únicas fronteras que cree son las “gastronómicas”, porque en las geopolíticas, “cuando rascas un poco encuentras sangre, guerras, dolor”.
“Yo soy terrestre, soy de la madre tierra. Tenemos mucho que aprender del mundo indígena, que el único que comprende lo pequeños que somos y volver a conectar con la naturaleza”, ha expresado.
Ha destacado que nunca entendió los nacionalismos, que cuando oye a alguien vanagloriarse al decir “soy español”, le pregunta “¿Uy, qué has hecho para merecerlo?" porque nacer en un lugar determinado “es una lotería”.
“Nadie puede vanagloriarse de algo que no ha elegido. Yo no me vanaglorio de mi nariz, a pesar de que gracias a ese escudo en mi rostro comprendí lo que es el racismo”, ha afirmado. EFE.
jgg/lj/jlp
(foto)