Madrid, 15 nov (EFE).- El actor Diego Anido, tras el éxito de sus interpretaciones en 'As Bestas' o 'La infiltrada' regresa a sus orígenes, el teatro, de donde nunca se marchó, para celebrar los 20 años del monólogo 'El alemán', consciente de que el público irá a verle por su repercusión en las pantallas.
Su proyección en el medio audiovisual ha ido creciendo en los últimos años. 'As bestas', de Rodrigo Sorogoyen, supuso su primera nominación al Goya como actor de reparto -que finalmente fue para su compañero de reparto Luís Zahera-. Este año, tras el éxito de 'La infiltrada' su nombre vuelve a sonar para los premios del cine.
En televisión las series 'Rapa', 'Bellas artes' o 'Clanes' le han permitido estar muy presente para el gran público.
"Habrá gente que conecte con el espectáculo y otra que no. A la mayoría se le enriquece la imagen que tiene de mi como actor al ver el contraste entre unos personajes y otros, le aumenta", ha explicado el actor este viernes a EFE en un descanso del ensayo.
El Teatro del Barrio, reciente Premio Nacional de Teatro 2024, acoge del 15 al el 17 de noviembre 'El alemán', uno de los primeros títulos de la carrera de Anido (Santiago de Compostela, 1976), que comenzó su carrera a Galicia, para después continuar su formación y su trayectoria en Barcelona, aunque tiempo después decidió egresar de nuevo a su tierra, donde está instalado.
Con la energía propia de un adolescente, el actor, que ha colaborado con la compañía 'Voadora' o la 'Agrupación Señor Serrano', rezuma buen humor y satisfacción al volver a escena con un trabajo para el que ha realizado una investigación con los textos del filósofo danés Soren Kierkegaard, de René Girard, el relato de Abraham o los libros de César Aira.
'El alemán' -acento que toma su personaje- es un texto con mucho humor negro, donde la fecha de caducidad de un yogur es la excusa para hablar de la muerte.
"Nació como una pieza de teatro experimental, en 2004, pero pasó por un proceso de crionización", bromea, de 2009 -cuando terminó su gira- a 2020.
Ahora, las salas vuelven a requerir un espectáculo que reflexiona sobre la existencia y por qué delegamos "en terceros decisiones que podemos tomar nosotros mismos de una manera sencilla, como saber si un yogurt está malo con solo oler el contenido", sin tener que recurrir a la fecha de caducidad.
Anido asegura que en el escenario no tiene fronteras, solo le limita "la salud, el tiempo y el dinero"; un espacio donde su creación está muy centrada en los monólogos, "es la manera en la que me formé. Investigo, intercepto, creo propuestas que dan forma al texto", en este caso, de una pieza atemporal que tiene que ver más con "la sociología y antropología, con un discurso muy escondido" .
Quizá por eso -reflexiona- es capaz de aportar cosas cuando trabaja en el medio audiovisual, que siempre son bienvenidas por el equipo. "No me preocupo por salir más guapo o tener más minutos de pantalla, si no por los pequeños detalles". EFE
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