Los dos asaltantes que entraron a robar a casa de Porreres (Mallorca) de Pau Rigo, el anciano que mató a uno de ellos, se dirigieron hacia él armados con una pata de cabra momentos antes de que éste efectuara el disparo mortal con una de sus escopetas, según un especialista de criminalística de la Guardia Civil.
La Audiencia Provincial de Palma ha continuado este martes el juicio con jurado popular contra Rigo, acusado de un delito de homicidio por el que la Fiscalía pide cuatro años de prisión, y otros tres hombres a los que se les imputa la planificación y ejecución del robo, quienes inicialmente se enfrentan a penas de entre cinco y seis años de privación de libertad.
Uno de los especialistas en criminalística de la Guardia Civil que participó en la investigación ha manifestado que las lesiones que sufrió el anciano --entonces de 78 años-- en varias partes del cuerpo se produjeron tanto antes, como después de que se realizara el disparo.
Algunas de las heridas, concretamente aquellas que sufrió en los brazos y las manos --aparentemente defensivas--, fueron provocadas por el asaltante que conservó la vida con una pata de cabra, en la que se encontraron restos del perfil genético de Rigo, ha señalado el agente. También se encontraron los mismos restos en los guantes que emplearon los ladrones, lo que podría indicar que le golpearan con las manos, ha añadido.
El guardia civil también ha detallado, basándose en un croquis que obra en su informe, la posición que ocupaba cada uno de los implicados en el momento del disparo, que se produjo en la planta baja.
Según ha detallado, los ladrones bajaron o subieron por unas escaleras que se encontraban junto a la puerta de entrada, mientras que el anciano estaba apostado con una escopeta frente a la puerta de su habitación. Entre un punto y otro, ha indicado, había poco más de cinco metros de distancia.
No obstante, ha agregado, de acuerdo con el informe de balística la distancia entre la escopeta y la persona que recibió el disparo era de entre 1,5 y dos metros de distancia. Dado que han podido acreditar que Rigo no se movió de donde estaba, el agente ha aseverado que fueron los asaltantes quienes se aproximaron hacia el anciano. En ese momento, ha afirmado, uno de ellos iba armado con una pata de cabra.
Según declaró el propio Rigo el pasado viernes, el asaltante fallecido trató de golpearle con la citada herramienta en la cabeza, agresión que pudo evitar. Tras ello, dijo, disparó "a bulto". De acuerdo con las manifestaciones de diferentes guardias civiles que han comparecido como testigos en el juicio, la bala impactó en el abdomen del ladrón.
De cualquier modo, ha continuado el especialista en criminalística, junto al lugar desde el que se produjo el disparo, concretamente en el lateral de un mueble, encontraron pequeños restos de sangre que pertenecían al anciano.
La segunda pata de cabra que los asaltantes llevaron a la vivienda, han subrayado este martes dos de los agentes que realizaron la inspección ocular del lugar de los hechos, fue hallada junto a una casa de aperos desde la que los ladrones realizaron las labores de vigilancia previas al robo, lo que indica, a su juicio, que entraron al domicilio armados con solo una de las herramientas.
Además, a lo largo de la inspección ocular en el interior, exterior y alrededores de la vivienda, los agentes encontraron otros vestigios. Entre ellos, pasamontañas, guantes, los zapatos de los asaltantes --que se quitaron para no dejar huellas--, una mochila con parte del botín robado y otra pata de cabra, la que usaron en el robo.
LLAMADAS AL 112 Y CÁMARAS DE SEGURIDAD
Entre otros agentes, este martes también han declarado el agente que transcribió las tres llamadas entre Rigo y el 112 en los momentos posteriores a los hechos. En las dos primeras, ha dicho, fue el anciano quien llamó a los servicios de emergencias con tono "asustado" y en las que aseguraba que había sido atracado, aunque no mencionaba que había disparado a una persona.
La tercera, ha recordado, fue para aclararle a Rigo que quienes estaban entrando en su domicilio eran agentes de la Guardia Civil y no los asaltantes, pues en una llamada anterior les había confundido.
También ha declarado en calidad de testigo el agente que consiguió las grabaciones de las cámaras de seguridad del establecimiento en el que los dos hombre acusados de planificar el robo compraban pasamontañas, guantes y dos patas de cabra, hechos que han admitido en el juicio. También se les captó repostando en una gasolinera, juntos, la misma mañana de los hechos.