Eva Ruiz Verde
Aldaia (Valencia), 9 nov (EFE).- Vestidos de comunión, botones, cremalleras y telas han dado paso a estantes cubiertos de fango y a percheros desnudos en la nave de la empresa de moda infantil Eve Children, en Aldaia (Valencia), una de cuyas propietarias, Inma Lorente, se afana en limpiar a la vez que lanza un ruego a las autoridades: "Que no se olviden de nosotros".
Hace doce años puso en marcha junto a su hermana Evelia un negocio que ahora comenzaba a remontar el vuelo después de haber quedado tocado por la pandemia y cuyas pérdidas después del paso de la dana, a la espera de una evaluación oficial, ambas estiman en unos 500.000 euros.
"Al día siguiente de la riada, ilusa de mí, vine pensando que a lo mejor en la nave no había entrado el agua, porque está en una calle paralela al barranco y quizá eso la había salvado", cuenta Inma a EFE mientras recuerda que al levantar el portón metálico se quedó "impresionada".
El agua había alcanzado una altura de más de 60 centímetros, lo que estaba en la entrada de la nave había sido desplazado hasta el fondo y máquinas como la extendedora de tejidos o la de corte automático de prendas habían quedado inutilizadas para su uso.
"Hemos tenido que tirar más de diez mil prendas y lo poco que hemos salvado lo tenemos que revisar, porque seguro que también tiene alguna mancha", explica Inma mientras recuerda los pedidos que estaban ya preparados para enviarse a las tiendas multimarca que son sus clientes habituales junto a su propia página web.
A esos clientes les agradece todos sus mensajes de apoyo. "Han intentando ayudar en la medida de lo posible y les hemos sentido muy cerca a pesar de estar lejos", asegura Inma, que amplía el agradecimiento a "toda la gente desconocida que entraba aquí como si no hubiera un mañana a tirar barro a la calle, porque nosotras no sabíamos ni por donde empezar".
Avanza que van a dejarse la piel por seguir adelante con el negocio por esos clientes, porque llevan "muchos años" dedicándose a eso y porque es su "pasión", pero pide que les ayuden, a ellas y a los pequeños y medianos empresarios que necesiten ese respaldo.
"Que no se nos olvide, que ahora está todo muy reciente pero que no se olviden de que más adelante vamos a necesitar muchísima ayuda para remontar", reclama la dueña de Eve Children, que recuerda que "todas las empresas de Aldaia y de otras poblaciones afectadas lo van a necesitar".
Después del "mazazo" apela a "quien tenga que responder" para aferrarse a seguir fabricando ropa de 3 meses a 16 años que distribuye entre firmas no solo españolas, sino también de países como México o Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Inma y Evelia se han visto afectadas por esta dana por partida doble, ya que la planta baja de la casa de sus padres, en la misma localidad, se vio arrasada también por la fuerza del agua.
"De repente se rompieron puertas, ventanas y paredes y subimos corriendo al segundo piso. Fue impactante", cuentan recordando la tarde del martes 29 de octubre.
Han podido seguir viviendo todos juntos en la parte de arriba de la vivienda, de donde su madre no ha querido volver a bajar porque "tiene miedo" y rememora "cómo entraba el agua ya no a través de las puertas, sino de las propias paredes".
"Los niños estaban asustadísimos, pensaron que se iban a ahogar", relata mientras toca los rollos de telas que estaban listos para ser utilizados pensando ya en las próximas colecciones. "Seguramente también haya que tirarlos", lamenta esta empresaria valenciana.
Mientras tanto en esta nave del polígono industrial de Aldaia, donde por la noche no hay luz ni semáforos y los coches cubiertos por el lodo aún pueblan las calles, esperan la llegada del perito del seguro en los próximos días.
Confía en que la actuación del Consorcio de Compensación de Seguros "no se eternice" y pueda ser lo más ágil posible, aunque sabe de la tardanza de los trámites y afirma que, a pesar de todo, está segura de que van "a salir adelante". EFE
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