Juan Javier Ríos
Madrid, 9 nov (EFEAGRO).- Miles de animales, tanto de granja como mascotas, sufren las consecuencias de la dana en Valencia y son unas víctimas objeto de atención para centenares de voluntarios afanados en ofrecerles comida, bebida, atención sanitaria y refugio gracias a una ola de solidaridad que ha llegado desde toda España.
Un buen ejemplo lo están viviendo estos días los amantes de la equitación y los caballos porque es una zona aficionada a esta modalidad, según ha recordado el presidente de la Asociación de Criadores de Caballos de Pura Raza Española de la Comunidad Valenciana (Precval), José Antonio Esteban.
En declaraciones a EFE, ha contado cómo, desde el primer momento, decidió coordinarse con otras entidades, organizaciones e incluso la Generalitat para responder a las necesidades de esta ganadería.
En ese sentido, han creado una canal de solicitudes a través de la web de la Federación Hípica Valenciana y por WhatsApp en la Federación de Tiro y Arrastre autonómica para la "atención urgente" a los ganaderos.
El dispositivo cuenta con cuatro puntos de suministro de paja, heno, viruta, pienso o gestión de agua para llevar a los caballos que están en las zonas arrasadas por la inundación.
Esteban ha valorado el gran número de entidades y ciudadanos que, a título individual, están acudiendo a la zona desde diferentes puntos del país con camiones y furgones cargados de herramientas y comida para animales.
Es comida que, en muchos casos, se suministra a los caballos, pero también se está enviado pienso para mascotas que lo derivan a Bioparc, otro de los puntos habilitados para la recogida y reparto de alimento a animales afectados por la dana.
Esteban ha agradecido esta disposición, que ve necesaria ante una catástrofe de dimensiones "bíblicas".
Una magnitud que se ve, por ejemplo, en el número de animales afectados: el Gobierno autonómico ha informado en su último parte de la retirada de más de 4.000 animales muertos, tanto de explotaciones como otros encontrados fuera de granjas.
La retirada no puede demorarse ya que "pueden constituir un serio peligro para la salud pública", según han recordado desde la Consejería de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca.
La Unión Europea desarrolló, de hecho, en la primera década de este siglo normativa específica sobre la retirada de cadáveres en las fincas a raíz de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EEB), conocida como "mal de las vacas locas".
Por lo tanto, en un caso como el acaecido en Valencia el tiempo apremia para evitar el riesgo de que los restos transmitan algún tipo de enfermedad.
Por eso, la empresa pública Tragsa, por encomienda de la Generalitat, está atendiendo la retirada de animales muertos.
Aunque la zona afectada por la dana no es eminentemente ganadera, sí hay familias que viven de este sector primario y, de hecho, la Generalitat está atendiendo las peticiones de nueve explotaciones ganaderas para el abastecimiento de pienso y forraje y de siete para el suministro de agua para atender a todas las cabezas de ganado supervivientes a las inundaciones.
Además, se han realizado actuaciones en los accesos de 11 ganaderías que habían quedado aisladas, mientras que técnicos de Tragsa y la empresa pública valenciana Vaersa han gestionado más de 1.200 llamadas de explotaciones ganaderas afectadas para conocer de primera mano sus necesidades.
Otra ola de solidaridad es la que proviene del colectivo veterinario, ya que hay 131 clínicas colaboradoras y casi 400 colegiados voluntarios para atender las necesidades sanitarias de los animales que viven en la zona cero de la tragedia.
Se trata de dar salida al embudo de demanda generado en estas áreas donde hay un centenar de clínicas veterinarias afectadas: 24 de ellas completamente destrozadas, según los datos aportados por el Colegio de Veterinarios de Valencia.
El colectivo veterinario ha destacado la colaboración para atender en las instalaciones del Hospital Veterinario de la Cardenal Herrera-CEU (CH-CEU, en Alfafar), del Hospital Veterinario de la Universidad Católica de Valencia (en Valencia ciudad) y del Hospital Veterinario privado de AUNA (Paterna), que están asumiendo los ingresos de grandes animales (fundamentalmente équidos) y las atenciones de otros pequeños (perros y gatos).
Sus instalaciones, junto con la de algunas clínicas y protectoras, también están acogiendo provisionalmente animales no identificados y atenciones de urgencia, según ha indicado este colectivo.
Una cadena ingente de solidaridad con esas mascotas y animales de producción que se activa cada vez que ocurren catástrofes de gran magnitud, como ocurrió hace dos décadas con el huracán Katrina, que impactó en la coste Este de Estados Unidos. EFEAGRO