Pat Metheny ofrece un concierto brillante en el festival de jazz de Cartagena

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Baldo Cortón

Cartagena, 9 nov (EFE).- El guitarrista norteamericano de jazz Pat Metheny brindó un concierto brillante ante 9.000 espectadores en el auditorio Batel, dentro del festival de jazz de Cartagena, en la primera gira que hace en solitario a sus 70 años y tras grabar 53 discos en los sellos ECM, Geffen, Nonesuch y Warner.

El guitarrista de Misuri apareció rodeado de una decena de guitarras, entre la que destacó su popular 'Picasso' de varios mástiles y 42 cuerdas, así como la acústica 'Taylor 714cecon' de cuerdas de nylon con la que comenzó a sonar "Phase Dance" de su primer disco titulado 'Pat Metheny Group' (1978), grupo que hoy se echó de menos en un público que se puso en pie a las más de dos horas de concierto, obligando a tocar hasta dos bises.

Metheny enlazó varias canciones de su carrera en una serie de popurrís en los que tras 'Phase dance' se distinguió el tema 'Minuano (Six Eight)' del disco 'Still Life (Talking)' (1993) y tras él 'James', que el de Misuri dedicó en 1982 a James Taylor dentro del aclamado disco 'Offramp'. Esta primera parte incluyó además la canción 'Omaha Celebration' del disco 'Bright Size Life' de 1976, muy conocido por los aficionados al jazz porque en él tocaba el bajo Jaco Pastorius.

De escasas palabras, en esta ocasión, sin embargo, preguntó cuantos del público le vieron en 2011 cuando el malogrado Francisco Martín dirigía este festival que lleva ya 43 ediciones, y sorprendentemente fueron muchos los brazos que se levantaron, lo que alegró el rostro del guitarrista, que recordó cómo su familia de trompetistas se enfureció porque había escogido la guitarra, en parte obnubilado por Lennon y Harrison.

Recordó su amistad con el bajista Charlie Haden (1937-2014), con quien grabó en 1996 el álbum 'Beyond The Missouri Sky', del que interpretó la hermosa 'Our Spanish Love Song' con esa sensibilidad bien conocida por el público, del considerado como uno de los mejores guitarristas vivos y ganador de 20 Grammy.

'Waltz for Ruth' de ese mismo disco se enlazó con la anterior, continuando con la maravillosa versión de 'Cinema Paradiso' de Morricone, que también aparece en ese magnífico trabajo de los 90, y se culminó con 'Two for the road' y 'First Song'.

A continuación sacó su guitarra de doce cuerdas con la que interpretó 'Song for the boys' del álbum 'One Quiet Night' (2003) en una noche mágica en la que no pudieron faltar 'Manha de Carnaval' de Bonfa, 'Alfie' de Bacharach. 'Feel in love too easily' de Jule Styne, o 'Girl from Ipanema' de Jobim,

A continuación Metheny explicó que en su adolescencia un vecino mecánico que tocaba country le enseñó la importancia de la guitarra barítono, de donde le surgió la pasión por este instrumento que proporciona tonos graves y profundos.

Su conocida guitarra 'Ibañez PM200' clásicas de jazz, semi-hueca, con pastillas humbucker, que se ha convertido en su instrumento insignia de este músico, fue incluso ovacionada por el público, así como las guitarras equipadas con sistemas MIDI para explorar un rango más amplio de sonidos electrónicos y texturas, que empleó en la parte final del concierto, el más vistoso de la velada.

El auditorio se sorprendió cuando el músico destapó de una gran cortina negra su artilugio 'orchestrion' del año 2010, un instrumento con metalófonos y percusiones acústicas controlados por estímulos eléctrónicos de la guitarra.

Asimismo empleó el famoso 'looping' con el que grabó varias partes de guitarra e incluso bajo que luego superpuso para crear una capa de sonidos y de ahí brotaron temas como 'Sueño con México' del álbum 'New Chautauqua' (1979), uno de los más celebrados por el público.

Su habilidad para mezclar géneros, texturas y timbres ha sido una característica clave de su estilo, si bien uno de los temas interpretado esta noche resultó ciertamente hiriente para los oídos, comparable al 'Metal Machine Music' de Lou Reed, considerado uno de los peores discos de la historia a causa de su sonido basado en cacofonías abstractas sin desarrollo lógico, aunque en dos horas y media de recital ni se notó este brusco sonido heavy metal en un mar de tranquilidad y calma que emocionaron a un auditorio repleto que despidió con una gran ovación a este músico tan carismático de música intimísima y en soledad. EFE

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