Noemí Jabois
Jiyeh (Líbano), 8 nov (EFECOM).- El presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura en Sidón y Sur del Líbano, Mohamad Saleh, alerta de que la producción agrícola se ha visto duramente golpeada por el conflicto en esta región, mientras que la falta de transporte aéreo limita mucho las posibilidades de exportación.
En la provincia de Sur del Líbano, una de las dos más castigadas por un año de conflicto y, especialmente, por las últimas seis semanas de ofensiva aérea israelí, el turismo y la agricultura han cargado con el peso de las pérdidas económicas, explica Saleh en una entrevista con EFE.
"Los sectores más afectados durante esta crisis son principalmente la agricultura y el turismo, luego viene la industria. Pero sobre todo agricultura y turismo, porque la producción agrícola libanesa es exportada y todos los medios de exportación están cerrados", afirma el empresario.
"No hay aviación, así que nos basamos en exportar fruta y verdura por tierra a Siria, (de allí) a Irak, a Jordania, hasta los países árabes. La situación de crisis en la que nos encontramos supone que todas las vías están cerradas para la agricultura", lamenta.
El presidente del órgano destaca los efectos de la situación en dos cultivos clave: el tabaco, que el 70 % de los agricultores meridionales no han podido sembrar, y los olivos, muchos de los cuáles han quedado inservibles por la caída de fósforo blanco, una polémica arma utilizada por Israel.
"Según los estudios que hacemos, harán falta diez años para ser capaces de cultivar de nuevo, para plantar un árbol nuevo en lugar del quemado y que produzca aceituna y aceite otra vez", sentencia.
Ya desde el estallido de los choques entre Israel y el grupo chií libanés Hizbulá en octubre de 2023, inicialmente concentrados en las áreas fronterizas del sur del Líbano, muchos agricultores perdieron el acceso a sus tierras debido a la inseguridad o directamente se vieron desplazados de sus zonas.
Entre sus múltiples negocios, Saleh cuenta con cultivos agrícolas en una zona a medio camino entre las ciudades de Tiro y Sidón, fuera del núcleo donde se concentró la violencia los primeros once meses. Entonces, aún lograba "obtener aunque fuera un 60 %" de los beneficios, pese a la subida del transporte y otros costes.
Sin embargo, la situación de los agricultores en la castigada franja que va desde el río Litani hasta la divisoria de facto era muy diferente: "No pudieron seguir con la irrigación de sus medios de vida (...) Ahora es la temporada de recoger la producción, son incapaces de recogerla", denuncia.
Comenta que esta misma mañana recibieron en la Cámara de Comercio un proyecto para la venta de plátanos a 0,17 dólares el kilo, frente a los 0,70 que solían costar, evidenciando que "todo son pérdidas" para el dueño de la plantación.
A todo ello se suman las dificultades para exportar, que también han tumbado un modelo de negocio muy popular en el país: importar para luego reexportar a terceros países, o importar partes de diferentes lugares con el fin de reexportar un producto "ensamblado" de forma doméstica.
"El Líbano es muy conocido por esto, porque la mitad de la población libanesa vive en África y África recibe sus importaciones directamente a través del Líbano", comenta el empresario.
En las actuales circunstancias, Saleh ha tenido que optar por comprar todo a una fábrica y organizar una exportación directa al tercer país, lo que le ocasiona unas pérdidas del 40 % frente a "la muy buena rentabilidad" de realizar la mitad de la manufactura en territorio libanés.
Todo gira entorno a los "métodos de envío", explica, al agregar que el comercio con los países árabes "prácticamente ha parado" debido a las consecuencias del conflicto sobre el transporte.
"Con África, soy incapaz de traer materias primas al Líbano y luego reenviarlas. Porque enfrentarás muchos problemas enviando caro, el tiempo que tarda el envío en llegar es largo, así que ahora estoy obligado a no ensamblar y exportar de nuevo", zanja.
También el turismo se ha resentido en gran medida en medio de la violencia, dejando sin visitantes a ciudades meridionales como Sidón, antes uno de los principales atractivos turísticos del país con su castillo cruzado en el mar y su zoco antiguo.
Para el jefe del órgano comercial, el golpe definitivo al sector ha sido el desplazamiento de 1,2 millones de personas a causa de la gran campaña de bombardeos israelíes iniciada el pasado 23 de septiembre.
Hoy, todos los chalets de su complejo hotelero en Jiyeh, una popular ciudad balneario al sur de Beirut, están ocupados por desplazados. Están pensados para una sola familia, pero albergan a una veintena de personas cada uno, por lo que ya cuentan con tener que renovarlos tras su eventual marcha.
"El futuro del turismo desde este año hasta el que viene, no sabemos lo que nos espera", concluyó, en su despacho del resort. EFECOM
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