Sol Carreras
Aldaia (Valencia), 7 nov (EFE).- Las calles principales de Aldaia están bastante más limpias de barro que hace unos días y un puñado de comercios han reabierto sus puertas, pero los vecinos de esta localidad y el propio alcalde avisan de que aún queda mucho trabajo por delante hasta lograr recuperar la vida anterior a la dana.
"Vamos dando pasos, pero la normalidad se ve aún lejos", comenta a EFE el alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, que manifestó públicamente su enfado por la falta de ayuda oficial en los primeros momentos tras la dana, pero reconoce que nueve días después de la catástrofe la situación es muy distinta.
El cambio es evidente al pasear por esta localidad de más de 33.000 habitantes, próxima a València y donde la dana dejó seis víctimas mortales.
A simple vista, las calles de los alrededores del Ayuntamiento, convertido en punto de información y ayuda para los ciudadanos, están bastante despejadas de barro, pero el problema persiste en los sótanos y los garajes, que siguen inundados de lodo.
Al alcalde le preocupa el estado de los garajes y también las tuberías de aguas fecales de las comunidades de vecinos, ya que muchas están rotas y esto puede ocasionar un problema sanitario "importante", y por eso pide ayuda para que otros municipios o comunidades autónomas donen baños químicos y contenedores para ir evacuando el lodo.
Mientras tanto, en la superficie hay montañas de basura y de escombros en algunos puntos del pueblo, la conexión a internet y la electricidad siguen fallando y el agua corriente es casi inexistente en algunas casas.
Vivir en Aldaia sigue siendo muy complicado tras la dana, pero esta localidad ha avanzado mucho en los últimos días y, por ejemplo, unos pocos comercios han vuelto a atender al público, como la lencería 'Especial para ti', regentada por Alba, que reabrió hace dos días tras limpiar a fondo el local con mucha ayuda de voluntarios.
"Tenía mucho género en el suelo que he perdido, y hace algo más de una semana recibí la nueva colección, que se ha ido al traste. Pero poco a poco iremos resurgiendo", cuenta a EFE esperanzada, mientras varias clientas curiosean en la tienda, que vende ropa interior, pijamas y calcetines, entre otros artículos.
Alba, que calcula haber perdido unos 20.000 euros en productos por la dana, ha cedido parte del local a Lucía, una comerciante de Aldaia que perdió su tienda de ropa y ahora puede vender en la lencería algunas de sus prendas.
Una cafetería, un bar, una tienda de kebabs, una clínica veterinaria, un servicio de estilistas y una tienda de mascotas de la localidad han empezado también a prestar servicios de nuevo tras la dana.
Por su parte, el tendero de un bazar asegura a EFE que en su caso no llegó a cerrar nunca pese a que el agua inundó buena parte del local y todavía hoy muchos productos que ocupaban la parte baja de las estanterías siguen apartados en pasillos para su retirada, llenos de barro.
Eso sí, en la mayoría de ocasiones los pagos hay que hacerlos en efectivo o por bizum, ya que los datáfonos de las tarjetas no suelen funcionar en las tiendas, pero el alcalde anima a sus vecinos a ir a comprar lo que necesiten para lograr "revitalizar" poco a poco el comercio local.
Aldaia cuenta con ocho colegios y tres institutos que siguen cerrados tras la dana, aunque el plan del Ayuntamiento es poder reabrir la mayoría de ellos en los próximos días.
El centro de salud del Barrio del Cristo, un núcleo urbano que Aldaia comparte con otro pueblo, no ha dejado de funcionar tras la catástrofe, aunque solo atiende urgencias.
El otro centro de salud de Aldaia permanece cerrado, pero los vecinos pueden ser atendidos en dos puntos habilitados temporalmente para esta finalidad: un centro social municipal y un centro parroquial pegado al Ayuntamiento que ha sido cedido por el sacerdote para darle este nuevo uso.
Los 14 talleres de abanico artesanal de Aldaia, donde se ubica la mitad de las empresas del sector y venden a toda España y el resto del mundo, han resultado dañados total o parcialmente por el temporal, que también ha afectado gravemente al Museo del Palmito, que atesoraba ejemplares de los siglos XVIII y XIX de gran valor, algunos de ellos ya irrecuperables.
Siete talleres, algunos de ellos instalados en las plantas bajas de casas familiares próximas al barranco La Saleta, han quedado totalmente arrasados por la inundación y otros siete sufren daños parciales, según ha relatado a EFE el secretario técnico del Gremio de Abaniqueros de Valencia, Jesús Muñoz, que agrupa un total de 28 empresas.
El Museu del Palmito de Aldaia, ubicado en el centro del pueblo, también sufrió la inundación y se desconoce si se van a poder recuperar los abanicos expuestos en vitrinas. Por fortuna, los que se exponían en la primera planta y la segunda, y los que estaban almacenados en los armarios de estas plantas no han sufrido ningún daño y se han trasladado a otro lugar del municipio para que queden bien guardados. EFE
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