Claves de 'Tanto por hacer' de Cariño: "Cuando llegas a los 30, bajan las revoluciones"

Cariño lanza 'Tanto por hacer' y explora nuevas sonoridades, reflexionando sobre el amor y la convivencia en un contexto de madurez en su carrera artística y personal

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Javier Herrero.

Madrid, 6 nov (EFE).- Cariño publica este viernes 'Tanto por hacer', su tercer álbum, cifra importante en la carrera de cualquier banda, y aquel en el que, aunque insisten en buscarle al amor todas sus facetas, han querido "probar cosas nuevas", empezando por bajar revoluciones: "Es lo que pasa cuando llegas a los 30", asienten.

La cordobesa María Talaverano (vocalista y teclista), la tinerfeña Paola Rivero (guitarra) y la madrileña Alicia Ros (voz y bajo) se conocieron en la capital e iniciaron su carrera en 2018 gracias a una versión de 'Llorando en la limo' de C. Tangana.

Ese mismo año lanzaron su primer álbum, 'Movidas', al que siguió el homónimo 'Cariño' (2022) y asentaron una firma personal que pasaba por canciones fulgurantes, letras chispeantes y directas y un estilo algo "naif" al que le cuadraban bien los típicos sonidos de Tamagotchi (lo que se suele denominar "kawaii").

La prensa las instaló dentro del género del "tontipop" y su música alcanzó una proyección más allá de las fronteras españolas, por ejemplo en México, desde donde fueron catapultadas a una de las ediciones del emblemático festival Coachella, de EE.UU.

El título de su tercer disco, 'Tanto por hacer' (Sonido Muchacho/Universal), alude no a objetivos profesionales por cumplir, sino a "objetivos más humanos, personales", según explican a EFE, por ejemplo sobre la dinámica interna de la banda ante una nueva gira que arranca el 21 de noviembre en Bilbao y pasará por ciudades como Málaga (20 de diciembre) o Sevilla (21 de diciembre).

"Ahora estamos superguay, pero toda la gira al final es mucho tiempo y, mira, si nos respetamos a nosotras mismas y el entorno, se va a vivir muy diferente", subrayan ante lo que Ros define como "un consorcio emocional de personas que tienen una serie de responsabilidades juntas y se cuidan las unas a las otras".

El impulso que ha guiado el álbum ha sido "probar cosas nuevas" de la mano de los productores argentinos Luis Lamadrid y Lucas Solovera, alias El Malamia, quienes les "obligaron a pensar qué es lo que querían comunicar y cómo, a darle un concepto".

"Lo de tontipop nos lo pusieron, pero nunca lo hemos dicho nosotras mismas. Lo de pop a secas parece más adecuado, porque da mucha más libertad y puedes hacer lo que quieras", destacan ellas.

Así aparecen nuevos registros, como el dream pop en el tema 'Veneno' o la base uk garage en 'Puesta de sol', que reconocen que fue el corte que más les costó. "Salió prácticamente una semana antes de de terminar de grabar el disco", desvelan.

"Hemos visto que, si nos juntamos y tomamos decisiones las tres, lo que sale es Cariño, por lo que nada va a sonar raro", afirman ante su afán experimental hacia un "pop mayúsculo".

El cambio se nota sobre todo en la velocidad. Ya en los últimos conciertos de la anterior gira se atrevieron a tocar un par de baladas a piano, una búsqueda de "canciones lentas y con más peso" que se percibe aquí desde el principio con 'Nada es lo mismo' o, sobre todo, 'Siempre pierdo todo'.

"Cuando cuando llegas a los 30 bajan las revoluciones. De joven tienes una energía que aguantas todas las resacas, pero poco a poco vas relajándote, lo cual no es malo ni aburrido. Este disco más relajado nos lo pedía el cuerpo", confiesan.

Con todo, mantienen cortes continuistas como el sencillo 'B2B', centelleante y con los sonidos kawaii. "Llevamos a la espalda todo lo que hemos hecho hasta ahora, pero revisionado desde el punto en el que nos encontramos. Nuestro agobio al hacer el disco era cuánto había que recuperar de nuestro sonido anterior y de cuánto había que deshacerse para no despistar al público", reconocen.

Aunque quizás con mayor ahínco en el lado del desamor, este trabajo vuelve a llevar al trío a indagar en las muchas facetas del amor. "Es que yo no conozco ninguna canción que no hable de amor", justifica Talaverano.

"Es el tema que más fácilmente te provoca sentimientos que puedes plasmar y crear emociones en los demás; querría hablar de la injusticia, pero no me sale tan fácil", señala Ros.

El hecho de pasar de los 30 también se aprecia en la manera de abordarlo. "No sientes el amor igual, no tienes ya esa ilusión de que esto va a ser para toda la vida, pero al menos sabes que no te vas a morir si no lo tienes. Se cree en el amor desde otro punto, porque cuando eres joven, se valora más la intensidad que justamente el amor", opina Rivero. EFE

(foto)

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