Las redes de solidaridad que surgieron en la pandemia afloran tras la devastadora dana

Las iniciativas de ayuda comunitaria resurgieron en España tras la dana, movilizando recursos y voluntarios para asistir a los afectados y responder a la emergencia con eficacia y solidaridad

Guardar

Raúl Casado

Madrid, 5 nov (EFE).- Surgieron durante los peores momentos de la pandemia de forma espontánea para canalizar la colaboración de millones de españoles, y las mismas redes de apoyo y solidaridad han aflorado ahora para encauzar la ayuda, con muchas lecciones aprendidas entonces, tras los devastadores efectos de la dana.

Supermercados y centros comerciales de toda España se han convertido durante los últimos días en centros de recogida de alimentos y productos de primera necesidad, y se han sucedido además los llamamientos desde los centros educativos, de trabajo o asociaciones vecinales para organizar la recopilación y el envío.

Sobre el teléfono de Inés pivotó hace varios años, en los momentos más duros de la pandemia, una de las miles de iniciativas solidarias que acabaron tejiendo aquellas redes de apoyo. Nadie se salió de aquellos grupos de WhatsApp, pero habían permanecido "dormidos" y habían quedado al final de los historiales. Hasta hoy.

"¿Vais a hacer algo?"; "¿qué necesitáis?; "contad conmigo"; empezaron a saltar mensajes y a las pocas horas el grupo había revivido. "Urge un local/garage/oficina a pie de calle para recoger las donaciones"; y surgió, y en pocas horas se llenó la primera furgoneta, unas de miles que durante el largo fin de semana se han apostado a las puertas de supermercados y centros comerciales.

Y las lecciones aprendidas de la pandemia han dado sus frutos, y rápidamente cientos de organizaciones ya tenían disponibles a miles de voluntarios, con nombres, apellidos, documentos de identidad, profesiones y habilidades, y esos motores de solidaridad sabían donde repostar, pero también como llegar con rapidez y de la forma más segura a los lugares donde más falta hace para asegurar la eficacia de su ayuda.

Inés es Inés Muñoz, es bióloga estructural y dirige la Unidad de Cristalografía e Ingeniería de Proteínas en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO); ella comprobó cómo al conocerse los efectos catastróficos de la dana emergieron aquellos grupos, pero insiste es que el suyo es sólo un hilo más de la gigantesca red solidaria que cosen de forma espontánea los ciudadanos cada vez que hay una emergencia.

Hace cuatro años aquella oleada de solidaridad de compañeros, amigos y vecinos desembocó en una plataforma (www.juntossalimos.es) y ahora la han canalizado a través de una pequeña asociación, "Olvidados", volcada desde hace quince años en ayudar a los más vulnerables y desfavorecidos. Sus responsables y un pequeño grupo de voluntarios ya trabajan sobre el terreno en Valencia.

"Es emocionante empezar a recibir mensajes de personas de las que no has sabido nada desde hace cuatro años; que te escriban para saber cómo pueden ayudar", ha manifestado a EFE Inés Muñoz, consciente de la credibilidad que aporta su perfil profesional, su trayectoria científica y la red de contactos que ha permitido canalizar con mucha agilidad los primeros cargamentos.

Sabe, porque lo comprobaron durante la pandemia, lo importante que es organizar, centralizar, jerarquizar y coordinar la ayuda para multiplicar su eficacia y conseguir que llegue a los lugares donde hace falta y a cada lugar lo que más falta hace; y que una gestión ordenada de esa solidaridad consigue maximizar los recursos y las donaciones.

Conocía la labor que esta pequeña asociación ha hecho en algunas de las zonas más desfavorecidas de España (como la Cañada Real de Madrid), para ayudar a las víctimas de conflictos bélicos como el de Ucrania o a los damnificados por el terremoto de Turquía, empezó a canalizar hacia ella ese caudal de solidaridad y al comprobar los primeros resultados de estas acciones siente, otra vez, que no se ha equivocado.

Las llamadas a la solidaridad llenaron el primer camión y una furgoneta. Hacía falta una nave en Valencia donde descargar el material y a las pocas horas ya la tenían disponible en Paiporta; hasta allí se desplazaron los primeros vehículos cargados -un camión y una furgoneta- el domingo, tras un fin de semana en el que la recogida de ayuda superó todas sus previsiones.

Sobre el terreno trabaja ya la vicepresidenta de la organización, Olga San Martín, quien se ha desplazado hasta Valencia junto a un grupo de voluntarios, entre ellos varios bomberos profesionales, y desde ayer trabajan para distribuir la ayuda en colaboración con los servicios de emergencia y servicios sociales de la comunidad.

Olga San Martín, desde lo que ella misma ha llamado "zona cero", ha manifestado a EFE que los damnificados "van a tardar mucho, muchísimo, en recuperar la normalidad", y ha explicado que están consiguiendo durante las últimas horas acceder hasta los hogares de personas mayores y o de personas que carecen de las fuerzas necesarias para llegar hasta los puntos donde se reparte la ayuda.

"La suma de fuerzas es tremenda; cosas como esta nos hacen reconciliarnos con el ser humano", ha manifestado a EFE una de las responsables de esta organización, que refleja sólo una parte ínfima de las múltiples iniciativas de apoyo que han surgido en España, hasta convertir en parte del paisaje las furgonetas y los camiones que circulan por el país con esos grandes carteles: "Ayuda para Valencia". EFE

Guardar