La "falsa sensación de seguridad" de los vecinos que viven en zonas inundables

La falta de memoria climática y el desconocimiento del riesgo de inundaciones en l'Horta Sud afectan la percepción de seguridad de los habitantes, evidenciando la necesidad de formación en autoprotección y gestión del riesgo

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Antonio Martín

València, 5 nov (EFE).- Buena parte de la población que vive o trabaja en zonas con alto riesgo de inundación en periodo de lluvias a orillas del Mediterráneo, sobre todo los más jóvenes, tiene una "falsa sensación de seguridad" sobre el territorio que habitan.

Así lo ha expuesto el profesor de Geografía Física de la Universitat de València (UV) Iván Portugués Mollà, quien ha señalado a EFE que cuando una parte de la población no ha vivido previamente un episodio de riadas carece del concepto de "memoria climática" y, a menudo, desconoce "que vive o trabaja en una zona de elevada peligrosidad".

Esto se traduce en que cuando hay lluvias intensas coja el vehículo, baje al garaje para sacar el automóvil y, en general, actúe "con normalidad cuando la realidad es que a pocos kilómetros viene la crecida".

"Hemos perdido la percepción del riesgo en gran medida porque esos barrancos, como el del Poyo, generalmente no llevan agua", según Portugués, quien ha explicado que normalmente en el imaginario de quienes no han vivido un fenómeno natural de estas características es que lo comparen con un río atlántico, donde el nivel sube poco a poco a lo largo de las horas.

"Sin embargo, en este caso se trata de crecidas súbitas y efímeras, de manera que en un momento dado no hay apenas agua y", ha incidido, "en menos de una hora está lleno y poco después se produce el desbordamiento".

El experto de la Universitat de València ha repetido que "son fenómenos muy rápidos" que se producen, a menudo, en poblaciones donde no llueve y por precipitaciones registradas poco antes a unos 30 kilómetros cuenca arriba.

Así ocurrió el pasado 29 de octubre, puesto que llovió en la Hoya de Buñol mientras que en las poblaciones del área metropolitana de València, el epicentro del drama de la dana, no caía nada y eso favoreció "que la gente hiciera la vida normal a pesar de los avisos meteorológicos y al llegar el caudal no supiera qué pasaba y que ese agua provenía del barranco".

Para Portugués, en los municipios de l'Horta Sud se desconoce que, además del barranco del Poyo, hay otros menores entre los ríos Turia y Júcar sobre los que en las últimas décadas se ha ido construyendo y urbanizando en una conurbación "que ha crecido mucho".

"Se ha ido urbanizando, cubriendo y estrechando las salidas de agua, lo que ha desdibujado los barrancos" para, según el especialista, crear un nuevo escenario en el que se ha distorsionado la realidad geográfica.

El experto en Geografía Física de la UV ha apostado por el desarrollo de protocolos de autoprotección para saber qué hacer, por ejemplo no coger un coche, teletrabajar y situarse en alto y evitar las zonas bajas, así como por un mejor conocimiento del territorio.

"Este país tiene mucha normativa en cuestión de riesgos naturales pero esa información no llega al ciudadano", según Portugués, quien cree que solamente una pequeña parte de la población sabe interpretar los avisos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), una alerta hidrológica o un nivel de emergencia del Centro de Coordinación de Emergencias.

Precisamente, al departamento de la Geografía de la UV le han concedido recientemente un proyecto nacional de investigación en la educación del riesgo con el fin de que la población conozca si hay una elevada exposición al riesgo y además formar en estrategias de autoprotección. EFE

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