Jóvenes volcados como voluntarios tras la dana: "Aquí estamos arrimando el hombro"

Voluntarios jóvenes de Paiporta y Valencia se movilizan para apoyar a las localidades afectadas por la dana, rompiendo estereotipos sobre la falta de compromiso de la juventud actual

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Sol Carreras

Paiporta (Valencia), 5 nov (EFE).- La mayoría de voluntarios que acuden día a día a localidades valencianas gravemente afectadas por la dana, como Paiporta, son jóvenes estudiantes que tienen claro que su principal objetivo ahora es ayudar y desmontan con su actitud el tópico de que la juventud actual no está comprometida con nada.

"Mucho se dice de los jóvenes, pero aquí estamos arrimando el hombro, igual que todos", dice Inés, que tras echar una mano en Valéncia para recoger alimentos, ha decidido acudir este martes a Paiporta junto con un grupo de amigos de la universidad.

Entre ellos está Gabriela, que asegura que es un tópico pensar que los jóvenes de hoy en día son más despreocupados, y recuerda que la gente de su edad es la primera que ha acudido a ayudar a los afectados con esta catástrofe.

Entre los motivos, según reconocen Gabriela y el resto de sus amigos, de la Universitat Politècnica de València, está la fuerza física propia de su edad y la disponibilidad de tiempo, ya que muchos jóvenes siguen sin poder ir a clase o han decidido dejar de lado momentáneamente los estudios para priorizar la ayuda en un momento tan crítico para toda la provincia.

Este grupo de jóvenes ha pasado buena parte de la mañana limpiando en casa de la tía de una de ellas, que vive en Paiporta, y tiene previsto seguir echando una mano allá donde haga falta, aunque tengan que recorrer varios kilómetros a pie, como han hecho este martes.

Muchos de los jóvenes voluntarios llegan a Paiporta desde València y otras localidades andando, y otros esperan con paciencia hasta lograr coger el autobús gratuito que conecta la capital con este pueblo, considerado la zona cero de la dana.

En cambio, Sandra y Mar, estudiantes del CEU, han llegado en un autobús fletado por su propia universidad junto con una veintena de estudiantes de este centro reconvertidos, como ellas, en voluntarios.

"Yo hoy solo he visto jóvenes ayudando, en mi calle apenas había gente mayor", comenta Sandra, impresionada aún por el estado de destrucción de Paiporta.

Por su parte, Mar certifica el interés de los jóvenes en ayudar, ya que afirma que todo el mundo que conoce de su edad "tiene ganas de venir".

Ataviados con botas de lluvia o de montaña, pantalones impermeables y, en algunos casos, palas, los jóvenes voluntarios están muy atentos a las peticiones de ayuda que ven a través de las redes sociales y suelen acudir a las localidades afectadas en grupos.

Es el caso de Luna, que ha pasado la mañana en Paiporta junto con otros cuatro amigos.

"Nos podría haber pasado a nosotros. Si nos hubiera pasado, nos gustaría que nos ayudaran", dice la joven, mientras su amigo Juan David añade que hay que aportar algo para tratar de sobrellevar esta tragedia, ya que "todos somos seres humanos".

En este grupo también está Celia, que había hecho algún voluntariado previamente de forma puntual, pero que ahora ha decidido volcarse del todo para ayudar.

Raisa está echando una mano también en Paiporta, aunque, a diferencia de los anteriores jóvenes, ella vive en este pueblo desde hace dos años con su novio. Cuenta que está destrozada y paralizada porque sigue sin poder hacer vida normal una semana después de las inundaciones.

"No tengo coche, no tengo cómo moverme, estoy aquí aislada", lamenta.

Su amiga Silvián ha acudido este martes desde otro pueblo para echarle una mano llevándole comida y, como la mayoría de jóvenes, reivindica el papel de la llamada generación 'de cristal' en medio de esta catástrofe.

"La gente joven está empatizando mucho (...) todos tenemos a alguien muy afectado y por eso estamos ayudando", señala. EFE

(foto)(video)

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