El expresidente socialista del gobierno entre 1982 y 1996, Felipe González Márquez, ha advertido de la "falta de capacidad del Ejecutivo central para desarrollar un proyecto de país" con motivo de la pesada carga que suponen los socios y aliados que le apoyan, pactos que él ha rechazado de plano por poner los mismos en tela de juicio la unidad de España y la descentralización del Estado.
"Yo no pactaría con Bildu ni obligado por la Guardia Civil ni con VOX tampoco, ya que quiere acabar con la descentralización a base de centrifugación, pero tampoco con Puigdemont, a quien no le interesa que España funcione", ha aseverado con firmeza González durante un encuentro celebrado en Arroyo de la Encomienda (Valladolid) organizado por el diario El Norte de Castilla.
En este sentido, ha declinado referirse a los pactos en términos de "legítimos o ilegítimos" y sí como "aceptables o inaceptables", calificativo este último utilizado respecto de los alcanzados por Sánchez y los separatistas, de ahí que haya abogado por introducir en la Constitución una reforma, a modo de "cláusula de cierre", para garantizar que "la unidad territorial no está en juego", máxime cuando, según recuerda, se sigue aún discutiendo la constitucionalidad o no de un referéndum sobre la independencia de Cataluña.
Así, González considera que Sánchez realizará un "ejercicio de supervivencia" con el apoyo de los independentistas, en cuyo contexto ha enmarcado la petición de 12.000 millones de euros en rodalíes para Cataluña, el mismo importe que supone el presupuesto de la Comunidad como Castilla-La Mancha.
"PREOCUPADO" POR LA REALIDAD DEL PAÍS
Y sin embargo, González ha dibujado una realidad del país que le "preocupa" porque "los jóvenes lo están pasando mal" y "la desigualdad está creciendo", situación a la que ha sumado la judicialización de la política y, por consiguiente, la politización de la Justicia, algo que ha provocado que esta última se encuentre actualmente "desbordada" y que "se está cargando la convivencia que tanto ha costado lograr con la Transición, ese régimen del 78 al que se aferra "con orgullo", y los Pactos de La Moncloa".
A lo largo de su alocución, el expresidente también se ha mostrado a favor de reformar el texto constitucional para crear una cámara de representación territorial en la que los recursos puedan ser discutidos entre el Gobierno central y las distintas comunidades autónomas. "Es una de las reformas que, seguramente, habría que hacer también", ha indicado.