Olivia Alonso
Madrid, 3 nov (EFE).- En las aulas de la Universidad Complutense de Madrid se estudia desde este curso el teatro "como hecho escénico" y desde todos los ámbitos; una formación que se necesita "desesperadamente" para crear un tejido que impulse hacia el futuro el teatro en España y que no olvide ni lo que se está haciendo ni lo que se hizo.
Así lo ha dicho Álvaro Tato, filólogo, dramaturgo, miembro fundador de la compañía 'Ron Lalá' y ahora también 'padrino' de este grado de 'Estudios Teatrales', promovido por el Instituto de Teatro de la citada universidad madrileña y respaldado por las facultades de Filología, Filosofía, Geografía e Historia y Bellas Artes.
Es el primer grado que permite estudiar el teatro en la universidad. "La legislación española, que es muy particular", lo impedía, explica a EFE Julio Vélez, catedrático de Filología y uno de los coordinadores de estos estudios.
Hasta ahora se podía aprender interpretación en la Resad (Real Escuela de Arte Dramático), así como en centros y universidades privadas, pero no se estudiaba el teatro desde todos los ámbitos posibles, como sucede con la música en Musicología, explica Vélez.
"Desde los ámbitos sociológico, filosófico, histórico, filológico o ritual, entre otros, solo se estudia aquí", lamenta el catedrático, al recordar que es una formación presente en las universidades europeas, de Latinoamérica y del mundo anglosajón.
Julio Vélez asegura que "en un mundo totalmente utópico y maravilloso, los estudiantes deberían hacer arte dramático a la vez que estudios teatrales". Por ahora y para contrarrestar la falta de formación práctica, los promotores del grado animan al alumnado a formar una compañía y organizan encuentros con profesionales del sector.
Ya ha pasado por las aulas de la Complutense Stefan Kaegi, el fundador de la compañía alemana 'Rimini Protokoll' o Eduardo Barba, del 'Teatro Odin', y se espera a 'Las Niñas de Cádiz', entre otros.
"No podemos dedicarnos solo a la teoría", asegura Vélez. "Hay que saber que una obra depende de que un foco esté bien o mal puesto, de que funcione el sonido; de conocer las dietas que necesitan los actores, de hacer un presupuesto, etc". Por ello, este grado introduce asignaturas como producción o iluminación escénica.
Alvaro Tato aprovechó la ceremonia de 'botadura de este grado' para desear que con estos estudios, los alumnos adquieran la sabiduría suficiente para tender puentes con las artes teatrales desde la universidad. "La sabiduría que requiere el conocimiento del pasado para poder tener tejidos culturales y teatrales mucho más sólidos que los actuales".
Les deseó también el dramaturgo que construyan un criterio "mucho más firme respecto a los premios teatrales, las estructuras, la programación, el repertorio, las giras" y que se acabe con el "centralismo madrileño".
Y les pidió también audacia: "Nuestras artes escénicas necesitan ubicarse en el contexto de las universales de una manera muchísimo más destacada. Se merecen un lugar tan potente como el de la cultura anglosajona".
"Nos tenemos que quitar el miedo a nuestros clásicos y nuestra cultura en general", ha advertido Tato. "Hay que conseguir que dentro de pocas décadas se vean con naturalidad en todas las capitales del mundo montajes de Calderón, Lope de Vega, Valle Inclán o Lorca, pero también de Vallejo o Juan Mayorga".
El creador de 'Ron Lalá' lamentó que el cuerpo de gestores teatrales actual no tenga una "procedencia determinada", al recordar que algunos vienen de las artes escénicas y otros de la política o de la gestoría general.
"No tienen nada que ver con las artes escénicas, si fuera de otra manera formarían un tejido más o menos coherente", con un "criterio establecido sobre un canon, un patrimonio o un repertorio".
Una opinión que comparte Vélez al recordar que las industrias culturales son casi el 4 % del PIB del país.
Como exploradores en la jungla "con un mundo maravilloso por descubrir" ve Álvaro Tato a los alumnos que emprenden este curso la aventura de los 'Estudios Teatrales'.
Una visión que comparten algunos de los estudiantes, como Salomé Muñoz Ramos, que los eligió como primera opción atraída por la regiduría y la producción de teatro, y quien, tras casi dos meses de clases, cree que el programa es muy completo y puede competir con escuelas de arte dramático grados superiores de teatro.
Otra alumna se muestra menos contenta. Aunque quería adquirir formación teórica sobre teatro, "hasta ahora" le parece "muy lejano a lo que esperaba". "No me convence del todo, espero que nos vayamos enfocando mas en teatro, en dramaturgia, en cultura teatral pura y dura".
En esta línea se expresa Rafa, a quien "no le parece tan concreto como le gustaría" y expresa su esperanza en hacer intervención social aplicando herramientas teatrales en el futuro.
Algunos alumnos han llegado a la universidad al ser rechazados en la Resad. Es el caso de Valentina, que reconoce que está disfrutando mucho el grado, a pesar de que echa de menos una parte más práctica.
Por su parte, Alena también está encantada con estos, que descubrió cuando iba a elegir Historia del Arte. Sobre todo, destaca que haya alumnos procedentes de ramas diferentes y muy implicados.
Estudiantes de distintos puntos de España "efervescentes", como los califica Julio Velez, al detallar que alrededor del 50 % tienen perfil de arte dramático, un 30 % proceden de Humanidades y el resto han cursado otras carreras. EFE
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