Nacho Herrero y Carlos Rosique
València, 2 nov (EFE).- Miles de voluntarios se siguen desplazando este sábado a las localidades del sur del área metropolitana de València: Paiporta, Sedaví, Alfafar... allí se unen a las víctimas de las inundaciones y trabajan codo a codo contra el fango, aunque lo hacen entre la solidaridad y las críticas por unos efectivos que todavía siguen sin llegar
Así lo explica a EFE Raúl, de Paiporta, que lleva "cuatro días quitando barro" pese a que "aquí no ha aparecido ni Cristo, sólo gente voluntaria que viene de toda España", mientras los políticos, denuncia, "están todos con los zapatos limpios, ni uno manchado".
"Esto es un desastre", lamenta Raúl, que, sin embargo, celebra la llegada de una avalancha continua de gente: "Es lo que más se agradece del mundo", recalca el hombre, que incide en que el martes se refugiaron dentro de un edificio y un portal para evitar una desgracia mayor.
Insiste en que ese día durmieron como pudieron y ahora viven en casa de su cuñado en otra población, "viniendo por la mañana y durmiendo allí", aunque incide en agradecer el esfuerzo solidario ciudadano.
"Ayer había gente de la avenida de Francia, hoy de Castellón ayudando con todos los muebles, ... es una locura. Hemos tenido que quitar todos los muebles. Sólo se ha librado el aparato de aire acondicionado", lamenta.
Otro afectado por estas devastadoras inundaciones es Pedro, al que le parece "vergonzosa la lucha de egos", mientras "sólo está ayudando la gente a nivel particular".
"Hay muchos medios parados porque no saben qué hacer, si limpiar avenidas o qué, pero en la zona centro no hay intervención mientras nosotros no damos abasto", critica, a la par que insiste en que "estamos pensando en llevar vida a Marte cuando hay fenómenos naturales en nuestro planeta y no tenemos capacidad, ya no de pararlos, sino de avisar".
"No avisaron absolutamente de nada", se queja Pedro, que incide en que en Paiporta no están "de paseo" y que no hay manera de que los camiones accedan al municipio a descargar: "No entiendo absolutamente nada. Están trayendo las cosas a mano".
"No tenemos cobertura, no hay bandos... no entiendo cómo esto puede suceder en el siglo XXI", relata, mientras Maite, otra vecina, llora porque ha "salvado la vida" pero ha "perdido todo".
Dice que no conoce "de nada" a la gente que le está ayudando pero ahora son esos voluntarios quienes le están echando una mano tras estar más de cinco horas con el agua literalmente al cuello. "Me salvó un vecino por una claraboya; yo había cerrado el cristal, pero no la persiana y me pasé cinco horas así", insiste.
En la otra cara de la moneda están los voluntarios, como Rosa y Ana, dos jóvenes que no han dudado en pasar la mañana en esos mismos municipios afectados, que explican que se han encontrado "juguetes, recuerdos y toda una vida en el suelo" de las familias que lo han perdido todo.
"Tenemos el privilegio de ser de ciudad pero no nos cuesta venir y ahora se necesita el apoyo de todo el mundo. Falta mucho pero entre todos se podrá", insisten estas dos adolescentes, que esperan seguir pudiendo ayudar. EFE
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