València, 2 nov (EFE).- Los miles de voluntarios que este sábado han acudido a ayudar a los pueblos afectados por la dana en los autobuses gestionados por la Generalitat han afrontado el día entre la incertidumbre de lo que iban a encontrar, las ganas por echar una mano y la frustración después de que muchos de ellos no hayan podido participar.
El gobierno valenciano anunció ayer que fletaría 50 autobuses para facilitar el traslado de los voluntarios, pero finalmente ha dispuesto alrededor de un centenar después de la llegada masiva de más de diez mil personas que, ataviadas con aperos y ropa de trabajo, han llenado la Ciudad de las Artes y las Ciencias de la capital de la comunidad.
En una cola que daba la vuelta varias veces al recinto, esperaban pacientemente los voluntarios que después han sido distribuidos por las localidades más afectadas por la dana.
Algunos han arrancado la jornada con miedo de lo que podrían encontrarse, ya que hay zonas donde aún no han llegado los cuerpos de seguridad especializados.
"Sabes lo que vas a encontrar. Si te encuentras personas fallecidas, es lo que puede pasar. Lodo, fango... eso es lo de menos, pero lo importante es de algún modo ayudar a las personas", relataba a EFE Teo Colombia, un estudiante de Medicina que ha viajado en el mismo bus con destino a Aldaia (Valencia) que Gema Estéfano, otra joven que incidía en que tenía "claro" que debía ayudar.
Ambos han destacado que en cuanto supieron que les ofrecían transporte para ir y volver, tuvieron claro que era "imposible decir que no".
Los dos viajaban con algo de tensión e incertidumbre, después de meterse un buen madrugón para llegar al punto de encuentro, pero han salido también con muchas ganas de poder ayudar a sus vecinos: "A las 6.30 de la mañana, había un montón de cola y eso es bonito".
En una situación muy distinta han estado varios autobuses que no han podido llegar a sus destinos y que, o bien se han regresado a València a dejar a los voluntarios, o han pasado varias horas esperando a ver si podían buscar una segunda opción.
Es lo que le he pasado a Inma Pavía, quien ha salido en uno de los primeros buses con destino Ribaroja, donde no les han explicado "nada" y al llegar han comprobado que "estaba todo prácticamente limpio" por lo que han pedido ir a otro en el que poder ayudar.
"Han vuelto a por nosotros y hemos ido a Aldaia, había muchísima gente y claro que se necesita, pero se necesita mano especializada, maquinaria para quitar todos los muebles que hay en la calle, la primera fase de quitar barro y demás ya se ha pasado", ha incidido esta joven, que ha calificado a la organización de "muy lamentable".
Por ello, tiene claro que "después de lo que ha pasado hoy", mañana los voluntarios volverán a autogestionarse.
En esa misma línea se ha expresado Joan Guanter, un vecino de Alfara del Patriarca, que viajaba en un autobús hacia Chiva, donde la policía y protección civil no les esperaba y no les han dejado pasar. Tras varias horas de espera y un segundo traslado a otro pueblo, donde tampoco han podido acceder, han regresado a Valencia.
"Estamos completamente limpios porque no hemos hecho nada", ha dicho visiblemente enfadado, al tiempo que ha compartido la "frustración" de su grupo que se había organizado "para canalizar la demanda y hacerlo bien, como pedía la Generalitat" y al final no han "hecho nada".
En compensación, ha precisado, la organización les ha prometido un "ticket prioritario", que no utilizarán porque mañana se organizarán de otra manera: "esto no es un teatro como parar darnos un ticket de entrada, por supuesto mañana no volveremos". EFE
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