Valencia, 2 nov (EFE).- El riesgo de infecciones por las inundaciones torrenciales que ha causado la dana es "relativamente bajo", pero se incrementa a medida que pasan las horas y los días y es necesario que tanto los afectados, como los voluntarios y los servicios de emergencia, adopten medidas de prevención durante la limpieza de los lodos.
Así lo asegura a EFE Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, quien resalta la importancia de lanzar avisos a la población para que se tomen las medidas necesarias durante las labores de limpieza y se evite que niños, embarazadas, mayores con algún tipo de patología y personas con problemas respiratorios, como asma, participen en esos trabajos.
Aún queda mucha agua estancada, y no solo en la calle, sino también en garajes, en bajos de viviendas, locales comerciales... La inhalación de aerosoles por el contacto con la suciedad y con el barro o las heridas que pueden producirse, puede poner en una "situación de salud comprometida" a esos grupos de riesgo, señala Rivas.
Para aquellos que participan en la limpieza, este microbiólogo les pide que a ser posible se protejan la boca, la nariz y los ojos para evitar ese contacto con aerosoles y con todo "lo que lo que pueda levantarse durante la limpieza", así como usar pantalones largos y camisas de manga larga, guantes y botas de goma para protegerse y evitar heridas.
Y recuerda que cuando hay catástrofes de este tipo, es posible que aparezcan infecciones gastrointestinales y respiratorias por la presencia de bacterias como virus, hongos o parásitos.
No es descartable, por tanto, que puedan aparecer infecciones por la helicobacter pylori, la campylobacter, la shigela, la salmonelosis o, incluso, la leptospirosis.
Rivas recuerda que nos encontramos en un país con campañas de vacunación y, por ello, es menos probable que pueda aparecer el tétanos por las heridas que se produzcan en la limpieza del barro.
Aún así, todas esas personas que sufran heridas deben estar pendientes por si en los próximos días les aparecen abscesos o forúnculos que pueden ser debidos a infecciones bacterianas, también normalmente por estreptococos o estafilococos.
Todos aquellos que han tenido un contacto con el barro y la suciedad, deben tener cuidado con otro grupo de bacterias, las aeromonas hydrophilas, que afecta a humanos, reptiles, peces o mamíferos y puede causar desde gastroenteritis hasta infecciones en tejidos blandos, añade el experto.
Porque el contacto permanente con esas bacteria puede causar, incluso, fascitis necrosante.
Y ojo con los alimentos que hayan entrado en contacto con el agua. No deben consumirse porque también puede acarrear infecciones, advierte Rivas, antes de subrayar que el barro y el agua pueden atraer a parásitos.
Para Rivas, la situación no es alarmante, pero es necesario acometer cuanto antes todas las limpiezas. "Que la gente lo tenga en cuenta·, añade.
Este experto no se olvida de "desgracia añadida", y es que muchas de las personas desaparecidas quizá estén muertas.
"Los cadáveres, tanto humanos como animales, causan contaminación de las aguas del suelo, con lo cual, a medida que pasan los días, si no se actúa con prontitud, con rapidez, pues los riesgos crecen, apostilla.
Reconoce que las labores son complicadas, también por la logística, pero insiste en que afrontar con prontitud la limpieza "es un factor que ayuda".