València, 02 nov (EFE).- Los vecinos de Alfafar han estado desde primera hora de la mañana haciendo cola ante la única farmacia de su pueblo que ha podido abrir las puertas este sábado para conseguir medicamentos que, en muchos casos, tras casi una hora de espera ni siquiera están disponibles.
"Estoy buscando tapabocas y calmantes porque mi esposa en estos momentos se encuentra con depresión", ha explicado a EFE uno de los vecinos, que a las 10:30 de la mañana ya llevaba 45 minutos esperando.
Carlos Grau, farmacéutico titular de la farmacia La Tauleta de Alfafar, ha subrayado que atienden especialmente los casos más urgentes, ya que el suyo es el único dispensario abierto en al menos seis kilómetros a la redonda.
"Te puedes encontrar cualquier tipo de cosa: tensión, colesterol y luego casos como epilepsias", ha resaltado el farmacéutico, quien reconoce que todavía no les han llegado antibióticos, aunque confía en que "no faltará mucho" y a partir del lunes o el martes podrán abrir nuevos establecimientos.
El mecanismo es sencillo: los vecinos esperan en la puerta de la farmacia, donde una trabajadora monta guardia.
Si alguno necesita un medicamento específico se acerca a preguntarle y ella traslada la pesquisa a los tres compañeros que despachan dentro del establecimiento. Si el medicamento en cuestión está disponible, el vecino se pone al final de la cola y aguarda su turno.
A la escasez se une otro problema añadido: las dificultades en la comunicación. "La tarjeta SIM no nos funcionaba, pero a través de los protocolos hemos podido agilizarlos y nos han dado unas directrices para poder actuar", ha resaltado Grau, quien asegura que "vamos haciendo lo que podemos".
La mayoría de las personas que aguardan obedientemente no quieren hablar: "me pondré a llorar, no nos queda nada", se excusan.
Es el caso de una vecina que declara a EFE que, tanto ella como su hijo, son enfermos crónicos y se han quedado sin los medicamentos que toman diariamente. Por el momento éste es el único lugar donde pueden conseguirlos en las cercanías.
"¿Qué hacemos? Pues estar aquí en la cola y cuando se acabe y consiga algo me tendré que ir a ver si puedo sacar algo de comer", ha lamentado. EFE
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