València, 1 nov (EFE).- Varios vecinos de localidades como Alfafar, Massanassa o Sedaví, todos ellos devastados por la catástrofe sufrida en la comarca valenciana de l'Horta Sud, denuncian la inseguridad que provocan los robos, los saqueos e incluso las 'okupaciones' que se están produciendo en las últimas horas en sus municipios
"Imagínate todo el día trabajando y encima por la noche hacer guardia para que no nos entren a robar", lamenta a EFE TV Lucía, una de tantas vecinas que ha perdido su casa y que continúa quitando enseres enfangados e intentando desprenderse del barro.
Lucía tiene "mucho miedo", porque "'okupan' las casas, roban todo lo que queda" y se "lo quitan", por lo que se tiene que "turnar" con los vecinos y quedarse a dormir en la puerta de sus viviendas: "Ponemos lo que podemos para poder dormir", dice Lucía, que insiste en que esta situación no le ocurre sólo a ella.
Daniel vive en Sedaví, el primero de los pueblos después del cauce del río, y agradece que tras la llegada de la UME y la policía, la mayoría de los vecinos hayan recuperado la electricidad y puedan acceder a agua y alimentos.
No obstante, apunta que no en todos los pueblos se vive esta situación de "tranquilidad y seguridad", ya que, en otros más alejados de València, donde aún no han llegados tantos recursos, "da miedo estar porque está dejado y sin policía".
Así, se refiere a saqueos y robos en domicilios.
"En Benetússer hay gente desvalijando las casas, llaman pidiendo ayuda y no quieren ayuda, sino que entran con machete a robar", asegura este joven, que recuerda que en todos los lugares y en todas las circunstancias "hay gente buena y gente mala".
En eso mismo insiste también María José Valero, que destaca que "los primeros días fueron desoladores", porque "empezó a pasar gente con compra (procedente del centro comercial MN4)" y mientras veían cómo ella achicaba "el barro de dentro de la casa, nadie era capaz de preguntar si hacía falta algo".
Valero comenta que mandó a sus padres a la parte de arriba de la casa en cuanto vio que el agua empezaba a alcanzar la vivienda e intentó "poner cosas encima de la mesa para salvar algo".
"Pero la puerta me cayó y fue entonces cuando empezó a entrar más y más agua", lamenta la mujer, que explica que ha estado días retirando el barro, incrustado todavía en su vivienda.
Eso sí, agradece la solidaridad de estos últimos dos días: "La verdad es que después ha habido gente muy solidaria. Los vecinos nos hemos apoyado todo lo que hemos podido y luego te contactan amigos que pueden llegar", incide Valero, que comenta que llegaron personas desde Valencia andando para llevarse a casa a sus familiares. EFE
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