Chiva (Alicante), 1 nov (EFE).- Uno de los cientos de vecinos que se afanan este viernes en la limpieza del lodo y fango que asolan las calles de Chiva (Valencia) ha asegurado a EFE Televisión que aún desconocen "la magnitud del problema que tenemos encima".
Víctor Noales está invadido por un sentimiento de "incredulidad" ante lo que ha ocurrido y al mismo tiempo está "impresionado" por la colaboración ciudadana en las tareas de limpieza.
"La gente del pueblo y de fuera. La mayoría están volcados y colaborando", ha relatado Noales antes de interrumpirse emocionado y señalándose la piel de gallina. "Nos falta maquinaria, pero se ha hecho mucho trabajo".
En su opinión, ahora son precisas cubas de agua para limpiar las calles y que, por fin, se restablezca el suministro de agua a las casas para poder lavar y cocinar. "Saldremos de esto, se limpiará y volveremos", ha vaticinado.
Muy cerca de este vecino también limpiaba una voluntaria llegada desde la ciudad de València, Cati Fernández, quien se ha desplazado hasta Chiva con la Fundación Invisibles y quien ha dicho estar "impresionada" al observar el nivel al que llegó el agua.
Aunque toda ayuda es bien recibida, Alexis Navarro, otro vecino, ha manifestado que este viernes ha llegado "mucha gente de fuera". "Quizá demasiada gente porque no saben dónde acudir, aunque más vale eso a que no haya nadie".
Antonio Navarrete ha relatado que ha venido a ayudar a Chiva porque había oído que había "avalancha" de voluntarios hacia Pincanya y Paiporta.
Los vecinos y foráneos utilizan cepillos, escobas y palas para llenar recipientes y cubos de lodo, y también hacen multitud de tareas para despejar la calzada, como la retirada de efectos y el arranque de señales medio rotas.
En Chiva se han encontrado hasta ahora siete víctimas mortales a raíz de lo que los vecinos describen como una "ola de fango" que arrasó la parte baja del pueblo, con un puente incluido que se vino abajo.
Para Angie García, esa ola que compara con un tsunami arrasó con todo lo que encontró a su paso, y ha recordado que desde su casa sentía una gran impotencia por no poder ayudar a las personas que estaban en la calle y necesitaban auxilio. "Me tuve que tomar diazepam porque el corazón se me salía por la boca. Mucha impotencia", ha reiterado.
Por su parte, Vicente del Val ha recordado que se trata de la segunda DANA que vive en el pueblo, pero que esta ha sido "muy mala", mientras que otro vecino, Juan Salvo, ha indicado que aún espera a que desagüen el garaje de su finca, donde hay entre 70 y 80 vehículos. EFE
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