Nacho Herrero y Jordi Ferrer
València, 30 oct (EFE).- La provincia de Valencia se prepara para conocer la intensidad de la tragedia que ha dejado a su paso la dana, que además de una cifra por ahora indeterminada de fallecidos, deja también ingentes daños materiales cuya imagen más destacada es la de centenares de coches apiñados en diferentes municipios, tras haber sido arrastrados por el agua.
Pasada la medianoche el president de la Generalitat, Carlos Mazón, confirmó la existencia de víctimas mortales aunque no adelantó ningún número ni ubicación de las mismas. También explicó que había zonas cuya situación se desconocía, dado que no se había podido acceder a ellas y tampoco se había podido establecer comunicación con sus alcaldes.
La dana que afectó al interior de la provincia de Valencia este martes por la mañana se tradujo en inundaciones principalmente en la zona de Utiel, al desbordarse el rio Magre, y también en localidades como Chiva, donde se han recogido cerca de 500 litros por metro cuadrado, uno de los registros más altos de los últimos veinte años.
Toda ese agua caída se ha desplazado hacia el sureste durante horas, hacia el litoral, lo que trasladó los problemas de esas comarcas de Requena-Utiel y la Hoya de Buñol a la de La Ribera Alta, una zona en la que no ha llovido demasiado pero que sufre igualmente grandes inundaciones, como la muy poblada y transitada zona metropolitana de València, la capital.
La pedanía de Pinedo, de unos dos mil habitantes, fue desalojada y otras como Castellar y barrios del sur como Forn d'Alcedo y La Torre sufrieron inundaciones. El desvío en los años 60 del pasado siglo del cauce del Túria el centro de la ciudad, ha podido evitar otra 'riuà' como la de 1957.
Los barrancos desbordados, principalmente el del Poyo, que une a los crecidos ríos Túria y Xúquer, y los puentes arrastrados, como el de Paiporta, han dejado cientos de trabajadores atrapados en sus fábricas, como en el polígono de Ribarroja, otros tantos conductores atascados durante horas en carreteras como la A3 o la circunvalación de València, la V30, y un elevado número de personas que tuvieron que refugiarse en alturas, desde techos de edificios a camiones, ante el riesgo de ser arrastrados.
Lo hicieron a la espera de rescates que en muchos casos tardaron horas en llegar. Según explicó el presidente Mazón, no por falta de medios sino por la imposibilidad de actuar. A los bomberos y las policías locales se unieron además efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME).
Ni los cuerpos de seguridad pudieron escapar en algunos casos del agua y en el cuartel de la Guardia Civil de Paiporta estuvieron toda la noche pendiente de dos de sus agentes, desaparecidos en el garaje del cuartel.
Los videos de torrentes de agua desplazando coches y también de personas arrastradas corrieron por las aplicaciones de mensajería y por las redes sociales, aunque estas también sirvieron para ayudar a localizar a personas atrapadas y facilitaron así la labor de las fuerzas de seguridad.
En las próximas horas, ya con la luz del sol y en principio con las lluvias más intensas desplazándose hacia el norte, se espera poder hacer balance, primero de víctimas mortales y heridos y después de los ingentes daños materiales que en forma de destrozos y toneladas de barro está dejando a su paso un temporal sin nombre pero dispuesto a hacer historia. EFE