València, 30 oct (EFE).- Una madre y su hija, vecinas del municipio valenciano de l'Alcúdia, son dos de las 62 víctimas -según los últimos datos todavía provisionales de fallecidos- de la dana que asoló ayer la provincia de Valencia, por un derrumbe en la vivienda.
El alcalde de l'Alcúdia, Andreu Salom, ha informado a EFE de que al parecer la inundación de la vivienda que ambas mujeres compartían, un bajo ubicado en una calle céntrica del municipio, provocó un desprendimiento en el interior que causó la muerte a la hija, de unos 50 años de edad.
La madre, ha señalado Salom, tenía problemas del corazón, por lo que no se descarta que muriera de un infarto ante la situación vivida, a la espera de lo que determine el análisis forense.
Las dos víctimas eran vecinas del municipio y los familiares "se encuentran desolados", relata el alcalde.
Además, se sigue buscando a un camionero que desapareció en la mañana de ayer cuando trataba de cruzar un barranco de esta población.
Sobre la situación en la que se encuentra este miércoles el municipio -una población de unos 13.000 habitantes- el alcalde la ha definido como "dramática", con bajos y calles inundadas y coches arrastrados por las calles.
De lo vivido durante el día de ayer, ha relatado que por la mañana tenían el aviso naranja por fuertes lluvias, que provocaron el desbordamiento del barranco de Benimodo, donde desapareció el conductor del camión, que al parecer pudo bajar del vehículo y fue arrastrado por el agua.
"Eso fue a mediodía. Por la tarde, sobre las 17:30 horas, fui a ver el estado del nivel del río Magro y ya no pude llegar. Vi venir hacia el coche un 'tsunami' de agua sucia, con cañas, de más de medio metro, que ya estaba dentro del pueblo".
Recuerda que pudo hacer una maniobra con el coche y salir de la zona. "Era una situación de incredulidad, de pensar que aquello no podía estar sucediendo, y a los diez minutos ya estaba todo el pueblo prácticamente inundado", asegura.
Señala que tuvo el tiempo justo de avisar a la Policía Local para que pusiera en marcha los efectivos de Protección Civil pero no de advertir a la población de la situación y de que tuvieran precaución. "Nadie nos avisó del peligro del desbordamiento del río Magro", lamenta.
"Muchas personas mayores se quedaron aisladas, con el consecuente sufrimiento de las familias. Fueron horas muy duras y muy dramáticas", durante la tarde y la noche, recuerda.
"Había gente atrapada en las casas o en sus lugares de trabajo. Intentamos rescatarles con nuestros propios medios y la colaboración de vecinos y pudimos evitar lo que estaba en nuestras manos en ese momento", indica.
Salom asegura que la imagen que ha encontrado de la ciudad esta mañana, con las primeras luces del día, le ha hecho rememorar lo que vivió en la riada de 1982 en Alzira, con "coches amontonados, arrastrados, barro, cañas, caras descompuestas de la gente, derrotada, incrédula. Gente que lo ha perdido todos, casas y comercios".
Hay zonas, indica, en las que el agua ha alcanzado el medio metro y otras más bajas en las que ha llegado al metro y medio. Una de las más afectadas es el polígono industrial, ubicado junto al río, que está "totalmente destrozado".
Los vecinos trabajaban esta mañana en las labores de limpieza, con cubas y tractores propios, a la espera de ayuda exterior, que todavía no ha llegado al municipio, cuyo acceso por la A-7 sigue cortado. EFE
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