Las Palmas de Gran Canaria, 30 oct (EFE).- Preguntar por lo que le podría ocurrir si es devuelto a su país es la vía más sencilla a la que suele recurrir ACNUR a la hora de intervenir con niños y mujeres que huyen de guerras o han sufrido desplazamientos forzosos para tratar de detectar sus necesidades de protección internacional.
Así lo ha contado este miércoles la referente de género y necesidades específica de ACNUR España, Eva Menéndez, en una jornada de formación sobre la violencia sexual de niñas, niños y adolescentes celebrada en la Delegación del Gobierno en Canarias.
Antes de su intervención, ha explicado a los periodistas que las guerras, los conflictos y los desplazamientos forzosos de personas incrementan los riesgos de que estos refugiados sean susceptibles de sufrir abusos, explotaciones y nuevas violencias sexuales, sobre todo el colectivo más vulnerable y con más necesidades específicas, los niños y las mujeres.
Por eso, ACNUR recalca la necesidad de "poner el foco en que estos niños que llegan y recorren estas rutas tan peligrosas, muchas veces han salido de sus países no solo por guerras, sino por haber sufrido esta violencia sexual en forma de prácticas perjudiciales, como los matrimonios forzosos o la mutilación genital femenina, unas violencias que luego se vuelven a reproducir en ese trayecto, donde muchas veces las estructuras familiares desaparecen".
En ocasiones, se trata de niños que vienen solos "porque en el camino han perdido a los padres y luego llegan a primeros países de asilo donde las condiciones de acogida no son las más adecuadas, ya que son alojados en instalaciones y campos de refugiados abarrotados donde la ayuda humanitaria es limitada muchas veces y se producen nuevos riesgos y violencias", ha referido.
Por ello, ha resaltado que a la hora de intervenir y hablar por primera vez con personas que acaban de llegar y que son supervivientes de grandes y graves violaciones de derechos humanos, hay que tener un enfoque adecuado de género, edad y diversidad y adapartarlo en función de a quién se tenga delante: si es un niño o una niña, si puede tener algún tipo de discapacidad o alguna cuestión relacionada con su identidad sexual o de género diversa, si es una menor que, a la vez, es cabeza de familia, si está embarazada, etc.
Además, hay que intentar crear un espacio seguro, transmitir a esa personas que lo que va a contar no va a salir de ahí, informarle y pedirle su consentimiento para derivar los datos que ofrezca a autoridades u otros actores, y adaptar el lenguaje a su edad, teniendo en cuenta las muchas barreras que nos podemos encontrar.
Por ejemplo, ha dicho, "al intervenir con mujeres que proceden de países de África hay que saber que en muchos de ellos ellas no tienen el mismo acceso a derechos, no participan de las decisiones, tienen una capacidad de decisión mucho más limitada, va a haber muchas barreras que hay que ir superando".
Por eso, esta pregunta tan sencilla, "¿qué te podría ocurrir si te devolvieran a tu país?" ayuda muchas veces a detectar a potenciales candidatos a una protección internacional y también facilita que estas personas "se den cuenta de que existe el derecho de asilo, de que en España existe la protección internacional y que todas las violaciones que han sufrido en su países por el hecho de ser niño o mujer son susceptibles de protección", ha aseverado. EFE
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