Goirigolzarri, el banquero filósofo

José Ignacio Goirigolzarri, con una trayectoria destacada en el sector bancario, se despide de la presidencia de CaixaBank tras la integración de Bankia y su influencia en el rescate económico español

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Mario Betancort

Madrid, 30 oct (EFECOM).- José Ignacio Goirigolzarri, cariñosamente "Goiri" para muchos de los que le conocen, ha decidido poner punto y final a su carrera como banquero con la renuncia a la presidencia de CaixaBank, que ocupaba desde marzo de 2021, tras la completa integración de Bankia en el grupo.

A sus 70 años, este economista de Bilbao, gran apasionado del Athletic de Bilbao y de la filosofía, completa una línea más en su extenso currículum, en el que destacan otras dos grandes responsabilidades: consejero delegado del BBVA (2001-2009) y presidente de Bankia (2011-2021).

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Deusto, en la que llegó a dar clases a finales de los años 70, "Goiri" completó su formación en la Universidad de Leeds, en Reino Unido, donde compaginaba los estudios con el rugby, deporte que practicó en su juventud.

Aunque es su afición por la filosofía y los grandes pensadores lo que le ha forjado su carácter, que en su día conquistó a la alcaldesa de Madrid Manuela Carmena, con quien forjó una amistad, y ha reforzado su idea de que siempre se aprende escuchando a quienes saben más.

Goirigolzarri, que en más de una ocasión ha tenido que contener la risa cuando escuchaba cómo decían su apellido bailando unas cuantas letras, empezó su andadura laboral en 1977, cuando entró en el Banco de Bilbao y tras la unión con el Banco de Vizcaya, en 1992 pasó a ser director general del BBV y miembro de su comité de dirección.

En aquellos años desempeñó una importante labor en la compra de entidades en América Latina y ya con el cambio de siglo, después de la integración del BBV con Argentaria, en 2001 fue nombrado consejero delegado del BBVA y, en teoría, mano derecha del presidente del grupo, Francisco González, "FG" en círculos financieros.

Sin embargo, las diferencias entre ambos y el fallido intento de la constructora Sacyr, con el apoyo del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, por hacerse con el control del BBVA, unido a que FG alargara su jubilación, provocó que en octubre de 2009 Goirigolzarri dejara su cargo con una pensión millonaria.

En plena crisis financiera, el banquero, con 55 años se marchó del BBVA con una pensión de 3 millones de euros al año, un total de 68,7 millones que pudo embolsarse de golpe y le apartó del mundo financiero hasta mayo de 2012, cuando el Gobierno de Mariano Rajoy pensó en él para reflotar Bankia.

Unos meses antes de su llegada a Bankia, el propio Rodrigo Rato, entonces presidente de la entidad, le había sondeado para que fuera consejero delegado del grupo, una oferta que Goirigolzarri rechazó. Sin embargo, en mayo de 2012 el banquero aceptó sustituir a Rato "por responsabilidad" para reflotar la entidad.

Empezó así una época de gestión, junto a su amigo "Pepe" Sevilla, hoy presidente de Unicaja Banco, que muchos consideran brillante con el argumento de que la ayuda de 22.424 millones que recibió Bankia y su matriz evitó que la economía española tuviera que ser rescatada y permitió darle la vuelta completamente a la entidad.

Durante una década "Goiri", cercano y capaz de mantener el rictus incluso en los peores momentos, pilotó Bankia con rumbo claro y convirtió al grupo en un gigante capaz de absorber otras entidades como BMN y de sonar en todas las quinielas para una fusión. Sonó mucho la opción del Banco Sabadell, gestionada entonces por su buen amigo Jaime Guardiola, y también el Popular.

En esos años Goirigolzarri reconocía en petit comité que siempre se preguntaba si estaba actuando correctamente y, a pesar de la intensidad de su trabajo, buscaba el descanso junto a su querida playa de Plencia, en Vizcaya, y compartía los mejores momentos con su mujer y con sus dos hijos.

Sin embargo, a pesar de la robustez que había adquirido Bankia, que logró romper con el pasado y recuperar el pulso comercial, el banquero de sonrisa afable se dio cuenta tras el estallido de la pandemia de que la mejor salida para el negocio y que el Estado pueda recuperar la mayor parte de los fondos inyectados era una fusión.

En el verano de 2020, la entonces vicepresidenta económica, Nadia Calviño, dio el visto bueno a la fusión CaixaBank, aunque ello suponía crear el mayor banco de España y llevaba aparejada la destrucción de miles de empleos y el cierre de oficinas.

En esa fusión, una vez más, "Goiri" jugó un papel clave en la integración de equipos y asumió la presidencia ejecutiva del nuevo CaixaBank, a la que ahora renuncia, repartiendo sus funciones con el consejero delegado del grupo, Gonzalo Gortázar. EFECOM

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