Madrid, 29 oct (EFE).- España es, tras Italia, el país europeo con mayor capacidad de producción de medicamentos genéricos, pero la dependencia de bienes externos, sobre todo de los principios activos de países asiáticos, los precios, una regulación más exigente que en otros lugares amenazan su sostenibilidad.
Así lo expone la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG) en la presentación del informe "Autonomía Estratégica Europea: perspectiva del sector medicamentos genéricos en España", en el que analiza los retos a los que se enfrenta esta industria.
Nuestro país cuenta con 21 plantas operando a pleno rendimiento para poder entrar en beneficios, lo cual hace que haya un estocaje de muchos de los productos de hasta 6 meses, ha explicado en su presentación David García, director de SILO, la consultora encargada e hacer este estudio para Aeseg.
Una fortaleza que hizo que en España, los graves problemas de suministro de medicamentos derivados de la pandemia de covid-19 o la guerra de Ucrania se hayan sentido mucho menos que en otros.
El problema de que estén trabajando al máximo de su capacidad es que dejan poco margen de respuesta para picos inesperados de la demanda.
Pese a esa gran capacidad de producción, otro de los riesgos a los que se enfrenta es la dependencia de bienes de terceros países, particularmente de principios activos farmacéuticos (APIs) provenientes de Asia, que las recientes políticas arancelarias de Estados Unidos podrían agravar.
El tercero es el riesgo de desindustrialización derivado del endurecimiento de los marcos regulatorios actuales, que apuestan por economías más verdes, y nuevos y crecientes controles ambientales, lo que lleva a un estrechamiento creciente de márgenes en ciertas fabricas o productos.
La regulación a la que está sometida la industria española de los medicamentos genéricos, en concreto, es "compleja y, a menudo, un obstáculo para la rápida respuesta a cambios en la demanda", y que ese entorno presenta una alta incertidumbre.
"Te encuentras que estamos compitiendo globalmente con otras localizaciones que no son tan exigentes o que elevan la barrera de los temas regulatorios, con lo que hay un riesgo de que esa presión regulatoria no favorezca la industrialización y el reforzar la posición de las empresas que están en España", ha precisado García.
El quinto factor es la sostenibilidad financiera, es decir, la dificultad que tiene la industria para rentabilizar adecuadamente sus inversiones en España y Europa que obstaculiza la capacidad de las empresas para mantener márgenes de beneficio saludables.
"Nos encontramos en un entorno donde, dentro de la decisión de compra de los grandes demandantes de medicamentos genéricos, tiene mucho peso el precio, lo que se une a la imposibilidad de trasladar los incrementos de costes e inflación al precio final de los productos", subraya el estudio.
Por último, está la criticidad de los fármacos: en España existen más de 40 medicamentos que se encuentran en laguna terapéutica (únicamente un proveedor) y que deberían, según la industria de los genéricos, considerarse críticos.
En concreto, proponen que sean catalogados como tal las insulinas, antipiréticos, antiinflamatorios, fármacos de sedación y antibióticos.
Ante este panorama, la industria de los genéricos cree que el Ministerio de Industria y Turismo debería incluir en su agenda la protección de este sector de cara a su defensa en Europa, mediante la coordinación de, al menos, cuatro ejes: el peso de los precios, los insumos externos, la estabilidad regulatoria y la coordinación interministerial. EFE