Imedea destaca praderas marinas, manglares y marismas como filtros de partículas plásticas

Ecosistemas como praderas marinas, manglares y marismas presentan un papel crucial en la acumulación y filtración de microplásticos, destacando la vulnerabilidad de entornos degradados frente a la contaminación plástica

Guardar

Palma, 29 oct (EFE).- Un estudio del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, Imedea (UIB-CSIC) destaca la "función crucial" de los ecosistemas costeros vegetados, como las praderas marinas, los manglares y las marismas, en la filtración de forma natural de partículas plásticas.

El trabajo, realizado por las doctoras Gema Hernán y Fiona Tomas, junto con la estudiante de máster Esther Rodríguez, proporciona una revisión detallada de la contaminación por microplásticos en estos entornos y destaca su capacidad como filtros naturales de partículas plásticas, ha informado el Imedea en un comunicado.

Desde 2011, varios estudios han abordado la problemática de los microplásticos en estos ecosistemas, investigando su origen, distribución, caracterización y destino. Uno de los hallazgos más notables del estudio es la distribución geográfica desigual de la investigación, con una mayor concentración de estudios en el hemisferio norte y en zonas de manglares donde se observan las mayores concentraciones de microplásticos, especialmente cerca de áreas urbanas y pesqueras.

La revisión destaca que casi el 40 % de los estudios reportan una mayor acumulación de microplásticos en zonas vegetadas en comparación con áreas no vegetadas, lo que resalta el importante papel de estas zonas como filtros naturales.

Además, se encontró que los ecosistemas altamente degradados presentan concentraciones más elevadas de microplásticos que aquellos en mejor estado de conservación, subrayando la vulnerabilidad de los entornos deteriorados frente a la contaminación por plásticos.

“Las praderas de fanerógamas y las marismas de nuestras costas se pueden convertir en puntos calientes de acumulación de microplásticos”, señala Hernán.

El estudio también revela que los microplásticos secundarios -que son fibras y fragmentos resultantes de la degradación de plásticos más grandes— son los más comunes en estos ecosistemas. Entre los tipos de polímeros identificados, los más abundantes son los de menor densidad como el polietileno, poliestireno y polipropileno.

Uno de los principales desafíos señalados por las autoras es la falta de estandarización en los métodos empleados para medir y reportar la contaminación por microplásticos. Las diferencias en las unidades de medida, las profundidades de muestreo y los métodos de extracción limitan poder comparar entre los estudios, lo que dificulta una comprensión más amplia del problema.

El estudio destaca la necesidad de investigar cómo factores como la densidad de la vegetación, la diversidad de especies y la dinámica hidrológica influyen en la distribución de los microplásticos en estos entornos.

Este trabajo subraya la importancia de continuar investigando para entender los efectos a largo plazo de esta problemática.EFE

Guardar