José Luis Real
Badajoz, 28 oct (EFE).- Aunque la pasión por el fútbol se calza con botas, la plantilla del CD Gévora, equipo de Primera Regional que esta semana se enfrenta al Betis en Copa del Rey, tiene los pies en el suelo a la hora de labrarse otro posible futuro, ya sea como camarero, gestor de seguros o acudiendo a la Universidad.
El emparejamiento con un Primera División es más que un regalo. Es un sueño, una oportunidad de mirar más allá en su visión anhelada por llegar a la élite. Tanto los jugadores más veteranos como los más jóvenes viven días felices, cuentan las horas para que llegue el partido tanto en los entrenamientos como en sus ámbitos privados y laborales.
Todos ellos son consciente de la necesidad de contar con un trabajo o con unos estudios que les permitan asegurarse un futuro más allá de la pasión que les genera este deporte militando en el CD Gévora, un equipo humilde de esta pedanía de la ciudad de Badajoz.
En el bar 'Lo de Lola' trabaja el delantero Francisco Manuel Valverde “Nene”. Allí sirve cafés, tostadas, cañas y tapas hasta las tres de la tarde. "Descanso un poco en casa y voy a entrenar con la misma ilusión que cuando era más joven", reconoce a EFE.
Tiempo atrás tuvo trabajos en establecimientos de restauración con un horario más vespertino, lo que le obligaba a hacer juegos malabares para acudir a los entrenamiento. "Quiero llegar -sueña, suspira y siente- a cotas más altas en el fútbol".
Esta misma aspiración y anhelo tiene el centrocampista Mario Martín. Estudiante de Administración de Empresas, Mario, de 19 años, tiene claro que sus estudios son importantes para su futuro, pero reconoce que "nunca negociaría" contar con un trabajo más allá del fútbol.
Martín “no descarta”, por tanto, poder estar algún día en un equipo como el Betis, un conjunto muy querido y con muchos seguidores en Extremadura al que toda la pedanía pacense espera poder ver contra su Gévora el próximo 31 de octubre.
Tras conocerse que sería el Betis el rival, sus compañeros de clase le inundaron su móvil con mensaje de felicitación y los más avispados para pedirle entradas. "Las botas en el campo y los codos en el aula", comenta y sonríe durante su entrevista a EFE.
Con algunos años de diferencia tanto en el DNI como sobre los terrenos de juego figura Adri González, un jugador curtido en mil batallas futbolísticas tras pasar por el CD Badajoz, CD Don Benito y Palencia CF, entre otros equipos, donde pudo vivir exclusivamente del fútbol.
Ahora, este extremo izquierdo, que sigue disfrutando del deporte, dedica buena parte de su jornada laboral a gestionar seguros en una empresa de gestión de garantías.
A su juicio, los más jóvenes de la plantilla deben "sembrar" en otros campos que no sean los de fútbol para asegurarse una trayectoria profesional de futuro aunque en este aspecto se muestra tranquilo. "No hace falta decirles nada, pues todos son muy conscientes de ello", asevera y se enorgullece de sus compañeros.
Pero Adri tiene "una tremenda cruz" para este partido. "No lo puedo disputar. Me sancionaron en el encuentro que nos dio la clasificación para el sorteo", explica a EFE con pesar y con un rostro que lo dice todo.
Desde “Nene”, que se levanta temprano para que los pacenses desayunen, a Adri, que llega "seguro" a los entrenamientos, o a Mario, que pasa las hojas de los libros como el balón en el campo, la plantilla del CD Gévora es un ejemplo de amor por el fútbol desde las cotas más modestas y siempre con los pies en el suelo. EFE
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