Javier Rodrigo
Pamplona, 26 oct (EFE).- La masonería española no ha llegado a recuperarse de la brutal represión que sufrió durante el franquismo. Son apenas 4.000 miembros, divididos además en dos grandes corrientes (la francmasonería anglosajona y la liberal), cuando en Francia, por ejemplo, se superan los 200.000 integrantes.
En un entrevista con EFE en el 'templo' de la logia masónica 'Xavier Mina', en Pamplona, el presidente de esta agrupación, Valentín Díaz, ha explicado que, si bien entre los 'hermanos' de una logia la unidad es uno de los principios fundamentales, los masones españoles siguen divididos.
Hay dos grandes corrientes: la masonería anglosajona o masonería masculina, y la masonería liberal, ligada fundamentalmente al Gran Oriente de Francia y al Gran Oriente de Bélgica, a la que pertenece esta logia navarra.
La masonería masculina no admite la iniciación de las mujeres y exige la creencia en un Dios revelado y en la inmortalidad del alma. Está muy ligada a los principios fundacionales de la francmasonería, pero este movimiento, como tal, "se funda en el siglo XVIII, en 1717, y estamos, claro, en 2024. El mundo ha cambiado, y ya desde la segunda mitad del siglo XIX hay mujeres masonas", ha señalado Díaz.
La masonería fue brutalmente perseguida durante el franquismo. Díaz reconoce que no sabe el motivo: "Habría que preguntárselo a Franco. Lo cierto es que tuvo una absoluta obsesión contra la masonería".
La consecuencia en todo caso es que la masonería española, como ha reconocido Díaz, no salió bien parada de la dictadura. "De todos modos, hay que decir que la masonería en España nunca ha tenido una gran cantidad de miembros. Incluso en los mejores tiempos de la masonería en España, entre finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, nunca sobrepasó los 6.000 o 7.000 miembros", ha apuntado.
La sede de esta logia navarra o 'templo' acoge reuniones o 'tenidas' de los 16 integrantes que tiene en este momento la agrupación.
El templo es un espacio con una importante carga simbólica, que incluye entre otros elementos el 'ara de los juramentos', en la que reposan la escuadra y el compás sobre un ejemplar de la Declaración Universal de Derechos Humanos y una Biblia, pero no como símbolo religioso, sino de "un libro que representa la sabiduría acumulada a lo largo del tiempo", ha explicado a EFE el presidente de la logia, Valentín Díaz.
También pueden verse en el templo la plomada colgando del techo, varias espadas, entre ellas la hoja 'flamígera' del presidente de la logia, el farol, la piedra en bruto y la piedra labrada, el candelabro y tres pequeñas columnas, situadas sobre un diseño ajedrezado, que representan la sabiduría, la fuerza y la belleza.
Y flanqueando la entrada al templo, como en toda logia, las columnas Jaquin y Boaz, recreación de las que existían en el Templo de Salomón.
Sin rito y sin simbología "no hay masonería", ha destacado Díaz, quien ha reconocido que lo que le motivó a entrar en este grupo fue "la imagen de la escuadra y el compás; es una imagen enormemente sugestiva que me hizo tener una resonancia interna desde muy joven".
La masonería, ha comentado, es una alegoría del oficio de la construcción: "Se inspira en los canteros medievales; ellos trabajaban la piedra y nosotros también trabajamos la piedra, con la diferencia de que la piedra es cada uno de nosotros mismos. Es decir, lo que hacemos es tallar nuestro propio yo, autoconstruirnos para buscar la mejor versión de uno mismo".
Díaz ha subrayado el "ambiente magnífico" y la relación fraternal entre los 'hermanos' o miembros de la logia. "Aquí estamos unidos en nuestra pura y desnuda humanidad, es decir, aquí no hay un periodista, un abogado, un empresario, un camarero o cualquier otro, aquí todos, absolutamente en el momento en el que estamos en la logia, somos exactamente iguales. No hay diferencias ni por sexo, ni por ideología, ni por religión", ha afirmado.
¿Y de qué se habla en las reuniones o 'tenidas' masónicas?. Pues de muchas cosas, ha asegurado Díaz: "Por supuesto, se habla mucho de temas simbólicos, sobre lo que cada cual interpreta" de los mismos, y sobre otras cuestiones, sean o no de actualidad. De lo que no se habla nunca es de política o de una religión concreta.
Esta regla se rompe al terminar la reunión, momento en el que los hermanos participan en un 'ágape' y hablan ya sobre cualquier tema, incluso, ha bromeado Díaz, de fútbol. EFE
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