Ramón Orosa
Bilbao, 25 oct (EFE).- La ilusión del Athletic en la Liga Europa es máxima, dado que la final es en San Mamés, pero el equipo bilbaíno, que ha regresado tras varios años fuera de ella después de una década en la que fue un asiduo, ha comprobado que la segunda competición continental es muy exigente.
Y no es por los resultados, ya que lleva 7 puntos de 9 posibles, algo que hubiese firmado antes de conocer el sorteo y el calendario, si no por lo que le ha costado sumarlos.
El Athletic lleva un empate, que logró a domicilio, y dos victorias, ambas en San Mamés, y en los tres partidos le costó los suyo no salir derrotado. Si acaso, fue indiscutible ganador en la segunda jornada ante AZ Alkmaar en 'La Catedral'.
Aunque lo fue por saber madurar un choque a fuego lento y asestar en el tramo final (en los minutos 72 y 85) los dos golpes, dos goles, que decantaron finalmente el encuentro. Apareció Nico Williams, alimentó a su hermano Iñaki y a Oihan Sancet y trámite resuelto.
Previamente, en el debut europeo de la temporada, el Athletic había salido vivo del Olímpico de Roma gracias a su entereza, a una reacción en la segunda mitad que dejó claro de qué está hecho el equipo de Ernesto Valverde y a un gol entre centrales también al final (m.85) que anuló la ventaja de la Roma.
Los 'leones' neutralizaron una última media hora arrolladora antes del descanso de los locales, que acusaron casi tanto como temían la salida la campo de Nico. El extremo internacional fue quien provocó la falta que Alex Berenguer puso en la cabeza Unai Núñez para que el de Sestao sirviese a Aitor Paredes el empate a uno.
Aunque el encuentro en el que más complicado le fue al Athletic superar a su rival fue el tercero, la visita a 'La Catedral' este jueves del Slavia de Praga. Un equipo al que se le temía en Bilbao y que confirmó eso augurios superando casi de principio a fin a los rojilancos, salvo un rendija de tiempo mediada la primera mitad.
Esos minutos fueron los que aprovechó Nico para desestabilizar al Slavia con un tanto afortunado en la finalización, ya que dio en un defensa, pero de mucha calidad en el control orientado previo (m.33). Antes y después casi todo fue un asedio checo sobre la meta de Julen Agirrezbala.
El meta suplente de Unai Simón, pero con consideración casi de titular para Valverde, fue un muro inexpugnable y de nuevo, como en Roma, uno de los héroes de la noche.
De hecho, como Nico, Julen, con errores en algunos partidos de liga, ha aparecido en los tres partidos que se llevan de UEL.
Tres choques a cual más complicado para un Athletic que mantiene su ambición de hacer del 21 de mayo, día de la final, una fecha histórica en Bilbao. Pero que ha comprobado la exigencia de la competición.
La ilusión de llegar a final está intacta pero el camino es largo y, ya le ha quedado claro al equipo vasco, no va a ser fácil. EFE