Eduardo Ramírez Carazo
Zaragoza, 25 oct (EFE).- Pocos segundos pasaban de las 9 cuando la fachada de la Basílica del Pilar de Zaragoza se metamorfoseaba en un festival de luces, música electrónica y ritmo gracias a ‘Monumental Tour’, la ‘rave patrimonial’ del productor francés Michael Canitrot, con la que ha sacado a bailar por tres horas a una plaza pasada por agua pero entregada a los 'beats' del DJ galo, precedido por Ms Von Disko y David Penn.
El espectáculo, que nació con la idea de mezclar la música 'techno' con la herencia cultural europea, ha ido desarrollándose a lo largo del viejo continente en lugares emblemáticos como la Torre Eiffel, el Ayuntamiento de Lisboa o la abadía del Mont Saint Michel, para aterrizar ahora por primera vez en España desde el colosal templo barroco zaragozano.
Con un resplandor azul dio comienzo la primera parte del ‘show’, una suerte de ‘set’ calentamiento a cargo de la aragonesa Ms Von Disko, que pinchó sobre una plaza del Pilar en la que no cabía un alfiler pero en la que sí se alzaron los paraguas en más de una ocasión. La carpa móvil sobre los platos se construía y recogía conforme la lluvia iba amenazando a la capital aragonesa.
Por encima de la plaza, la fachada de la basílica, cubierta de azul y blanco, se enfrentaba a los balcones colindantes donde se agolpaban los inquilinos curiosos y algunos fotógrafos. Bajo ellos, 45.000 espectadores de todas las edades que movían las cabezas y manos a ritmo de la música, especialmente en el final de su ‘show’ cuando la fachada se iluminó de rojo y amarillo y las voces de Rosalía y Ralphie Choo en ‘Omega’ retumbaron sobre el templo.
Un poco antes de las diez, la DJ aragonesa dio paso a David Penn entre aplausos, que se transformaron en palmadas rítmicas mientras arrancaba los gritos de la plaza. El tinerfeño pasó a un ‘mix’ con mayor bombo y fue acompañado de formas geométricas y grandes focos que impulsaron una actuación muy arropada por el público.
Con una propuesta más cercana al ‘disco’, Penn sorprendió en el ecuador del Monumental Tour mientras la lluvia daba una tregua momentánea a los asistentes. Algunos iban ataviados con chubasquero, como Marián, una turolense que se había desplazado a la capital aragonesa para ser parte del show, gafas de sol incluidas para que no le molestaran “las luces del espectáculo” y poder disfrutarlo en su plenitud.
Precisamente fue con el siguiente y último ‘set’ con el que el ‘poder lumínico’ de Monumental Tour mostró todo su potencial. Tras aguantar el interludio, el silencio fue pasando a un sonido reconocido. Era el ‘Bendita y Alabada’, la reconocida tonada que los infanticos del Pilar ofrecen diariamente a los zaragozanos desde la basílica a las 9, 12 y 20 horas y que aupó a Canitrot, la estrella de este festival electrónico.
El homenaje patrio solo era el comienzo de la experiencia sensorial que presentó el productor galo. Tras él, los asistentes fueron testigos de continuos trampantojos y trucos visuales: raíces y neuronas que atravesaban la fachada, juegos de sombras y formas que desconfiguraban su estructura o enormes láseres que apuntaban coordinados al cielo de Zaragoza.
Ya con los últimos coletazos de la lluvia, pero sin la calma que sucede a la tormenta, Canitrot elevó la música y prosiguió con su ‘set’, durante el que no paraba de animar y hacer señas a sus seguidores. Mano en alto, dio paso a la última parte del ‘show’ entre cortinas de humo.
El DJ francés, en su tramo final, alternó entre grandes figuras humanas de luz y siluetas tecnológicas que contrastaban con la longevidad de la basílica barroca. ‘Bring me to Life’ de Evanescence fue parte de la conclusión de su ‘performance’, después de la cual agradeció a toda la ciudad y realizó un último ‘bis’
Tras esta explosión de sentidos en la Plaza del Pilar, 'Monumental Tour' clavó su pica en otro enclave histórico del continente europeo, en su primera ocasión en España, desde donde continuará su ruta itinerante para ofrecer una mezcla de arte, luces y festival para todos los sentidos. EFE
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